Sollozos.
Te miro en tu lecho
de muerte, desahuciada, triste, perdida entre montones de lágrimas.
Cae una y se hace la tierra, cae otra y germina el mango, tus dedos son frágiles como las ramas del jardín.
Qué nostalgia la mía cuando me pierdo en tu mirada, soy tu familia y tú la mía, amor…
Amor es lo que siento en este momento que te veo morir, te miro y me pierdo en el humo que expulsa tu alma y yo estoy aquí como un niño largamente mal criado.
Quisiera reclamar a Dios del porque te hace sufrir, pero tampoco puedo permitir que te lleve, que te vayas…
He aquí la razón por la cual venimos al mundo y la circunstancia por la cual nos vamos, estoy atormentado porque veo que tu alma lleva camino sin rumbo alguno, ayúdame, ayúdame, ayúdame, no puedo con este cansancio ni con este martirio.
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