sábado, 16 de julio de 2016

Te conozco sin conocernos.

Te conozco sin conocernos. 

Estas cuando te necesito, eres la palabra que busco en el libro, el agua que busco en el desierto, el viento donde alcanzo mis más grandes sueños, la taza de café en mis desvelos, claro no falta mencionar que eres un gato nocturno, la luna pura o las flores dulces en primavera.

¿Acaso te pertenezco o me perteneces?

No lo sé, nunca lo he sabido.

Y es qué no se sabe nada, no sabemos nada, ni nuestros nombres, ni nuestro andar.

Nos mostramos en la oscuridad, sin conocernos nos conocemos, sin hablar nos escuchamos, no te veo pero te siento, te siento cuando entras por mis oídos y sales como palabras al asecho de un poema.

Me acuesto contigo en la inmensidad de lo desconocido y compartimos el alma, como si fuésemos uno, simplemente un cuerpo, un alma, un corazón. –Me voy a mudar de alma, corazón y cuerpo cuando nos encontremos.-

Te he conocido en lo sublime de mis sueños, estas presente en cada una de mis letras, te veo andar por el centro rodeada de personas insólitas, a veces chocamos en el metro o tomamos el mismo autobús, no sé, quizás la locura me evada como la fiebre que me haces pasar en las noches que no me dejas dormir, no lo sé, nunca lo he sabido.  Y aunque haya pasado un gran tiempo, aún te recuerdo…

No eres un largo tiempo ni tampoco un gran espacio, no te aseguro que seas lo máximo o algo perfecto, tampoco eres un todo ni tampoco la nada, solo puedo denominarlo algo así sencillo como un instante, sí, naturalmente y sin complejidad alguna eres un simple instante indefinido…

Ya sé que te conozco y no me has visto, ya sé que me has visto sin conocerme… Pero… ¿Por qué no vienes con tu mirada prófuga, con tu cuerpo escultural  y me dices con tu voz melodiosa?


 “Te invito a invitarme un café”. 

- Poeta Irracional. 


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