Prólogo.
Había tenido un sueño, un sueño que me hizo
recordar lo importante que era mi vida.
Me levanté de la cama dejando a un lado a mi
amada, me fui al cuarto donde estaba el escritorio, tome unas cuantas hojas y
prendí una vela -aunque la luna llena me alumbraba a través de la ventana-.
Antes de tomar asiento tuve que ir por una taza de café en la cocina, mientras
lo preparaba tuve la certeza de mirar aquel cielo nocturno y vislumbrar mi
recuerdo de aquella aventura que tuve hace ya algunos años, jamás pude
olvidarla.
Regresé de nuevo al estudio con mi taza de
café en mano, tomé la silla y me senté.
La soledad, el café, la tinta, las hojas y la
luna eran la mezcla perfecta para que las letras brotaran como lágrimas en
pleno llanto, mis recuerdos inundaron aquella habitación y juraba ver en cada
rincón alguna sombra extraña, alguna puerta nueva y en ocasiones algún dragón
feroz lleno de ira, tenía miedo pues era de madrugada, la noche cubría gran
parte del mundo, le temía a la oscuridad, a lo desconocido, a lo que no era
habitual en mí.
Es complicado para mí empezar a plasmar la
primera letra, era demasiado difícil asimilar las cosas y saber que realmente
fue una realidad, después de todo… El mundo sabrá la verdad tras mi experiencia,
sabrá entonces que Hadys posiblemente está loco o que quizás la conciencia era
tan perspicaz como Dios.
El reloj dio las dos de la mañana, entonces
fue ahí cuando escuche sobre mi oreja el susurro de un alma en pena.
-
- Todo depende de ti.
Eso retumbó por la habitación, por mi mente,
por mis pequeños oídos, miré a mi alrededor pero nadie estaba presente.
En ese momento comprendí que debería empezar
a escribir para poder terminar antes del amanecer e irme a dormir con la mujer
de mi vida, con la mujer que amo, con la mujer con la cual pienso consagrar
todo un mundo de nuevo.
He muerto una vez, he resucitado pero he
vivido dos veces y está ultima vida no pienso desperdiciarla pues aquella
fragante mujer me ha sacado de un vació, de un caos, de una crisis.
Tomé la pluma con mi mano derecha, mientras
con la izquierda le daba un sorbo a mi café, por un momento pensé como iniciar
mi narrativa pero bien decía mi amigo el escritor: “No se debe pensar en
escribir, simplemente brota del alma la tinta y la mano escribe y escribe como sí tuviera vida
propia, no soy yo quien escribe, sino mi alma quien habla.”
Tenía razón al pronunciar aquellas
palabras y en ese preciso momento lo
entendía, nunca antes había escrito una confesión, solo me dedicaba a revisar
libros, leerlos y a escribir cartas. Nunca antes me había sentado a plasmar mi
verdadero sentir, pero ahora no podía dejar pasar el tiempo pues aquella
aventura que tuve debería ser contada para no mortificar mi sueño durante todo
un siglo.
Pues gracias a esos sucesos, tuve una
evolución como persona que ahora quería compartir con mis seres queridos, mis
padres ya lo saben siempre se los cuento cada vez que los visito, pero nadie
más sabe de esto, ni el amor de mi vida, ni mi mejor amigo, ni aquellos seres
que se han encargado de mí.
Entonces de nuevo escuché esa voz tan
singular.
- -
Todo depende de ti.
Esa voz era la mía, era mi mente quien
hablaba, mi corazón quien decía a gritos, escribe, escribe, escribe. Realmente
podría decir que estoy loco pero no es cierto, ya que lo que viví no es asunto
de locura sino de evolución y quizás alguien más lo ha vivido como yo pero
tienen miedo de contarlo, tienen miedo a que el mundo los tache de esquizofrénicos;
pues aquellas personas que no lo han experimentado entonces no sabrán realmente de lo que hablo y esto lo tomarán
como un delirio de un escritor, como una historia más, como una fantasía más.
Pero tengo la seguridad de que por lo menos una persona, se identificará
conmigo y sabrá con todas estas letras que la locura como tal no existe.
Todo depende de la esencia de la vida y la
vida depende de mí.
Tome un pedazo de hoja, moje la pluma y
entonces empecé a redactar el acontecimiento que cambio mi vida…
Empecé a escribir lo que hace tiempo había
vivido, empecé a confesar mis virtudes y pecados de los cuales había surgido mi
enigmática personalidad, esto más que un diario era la confesión de un pecador
para abrir las puertas del cielo.
Todos los derechos reservados.
Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales.
El párrafo 10 se me hace innecesariamente cursi y hace que pierda el hilo de la lectura, el resto es perfecto
ResponderEliminar