La
base, la primera puerta.
En aquel momento la puerta reflejo un
resplandor y lo que era una puerta normal y común se transformaba en algo
mágico, la puerta se teñía de color rojo sangre, la manija cambiaba a una forma de corazón y en el centro de la puerta
aparecía un corazón del cual surgían cinco caminos diferentes, un camino
llegaba a una cruz, el otro camino daba a una madre con un bebe en sus brazos,
el otro a el signo masculino entrelazado con el femenino, el otro hacía el
corazón dentro de una persona y el final era un corazón rodeado con el símbolo
de infinito. Aquellos cambios me sorprendieron pues yo solamente esperaba una
puerta normal que pensaba abrir, pero no era tan normal como pensaba y la puerta daba una metamorfosis indiscutible.
Pero por si fuera poco, la puerta siguió evolucionando, ya que abajo del número
salían unas palabras que decían.
- - La
puerta del amor.
Se podía leer muy bien a pesar de que estaba
en manuscrita y debajo de ella se formaba otra frase más.
- - ¿Qué
es la base del todo? Muchos dirán la nada, pero la nada es ausencia y la base
no puede ser ausente, entonces descúbrelo.
Una frase muy enigmática para mis gustos,
para mi delirio, para mi pequeña locura.
Tomé la manija para abrir la puerta, pero en
el momento en que mi mano rozo la superficie, mi cabeza empezó a dar vueltas, me sentía
mareado, demasiada adrenalina pasaba por mi cuerpo y por ende cerré bien los
ojos, tomé con más fuerza la manija, sentía como el mundo se movía, sentía como
el universo viajaba a una velocidad impresionante. Cuando paso el efecto, entonces
abrí los ojos y para mi sorpresa ya no estaba en el cuarto del silencio, esta
vez me encontraba en otro sitio, no sabía cómo había llegado ahí pero me
inquietaba un poco.
Aquel lugar era en palabras reducidas un
paraíso; había árboles frondosos con grandes frutos por doquier, también
existían animales por todos lados, se sentía la libertad de ellos, la ausencia
de sed de sangre, el cielo estaba azulado y las nubes completamente blancas, se
podía sentir los rayos del sol, la radiación transfería el calor hacia mi
cuerpo, se sentía fresco aquel sitio, también a lo lejos se podía observar una
especie de lago y se veía en la superficie del lago un resplandor del sol, por
ende ese lago era totalmente de un agua eficazmente cristalina, era extraño,
pero me sentía tan bien en ese lugar, tan pleno, tan feliz, tan alegre, como si
todas mis emociones se desvanecieran y estuviese en un sitio donde solo habita
la felicidad. Después de admirar aquel lugar empecé a buscar la puerta por
donde se suponía que había entrado, pero no estaba por ningún lado.
Camine
despacio hacia diversos rumbos en busca de alguna
salida, pero a donde me dirigía no hallaba nada, solo me sentía bien y cada vez
me sentía mejor, era extraño sentirme amado en una tierra donde no había
humanos o civilización vigente, me sentía enamorado, amado y podía disfrutar de
aquel sentir. Me deje llevar por el sentimiento y entonces comencé a caminar
hacia el lago que había visto hace un momento, pero mientras caminaba fui
observando el bello lugar que nunca antes había imaginado que existiese, pero
ahí estaba yo, pisando aquel bello césped,
la tierra, era naturalmente bello aquel lugar.
Una vez que llegue al lago
observé y pude ver mis ojos cafés como
eran penetrados por los rayos del sol que se reflejaban, pude ver mi alma
perturbada que poco a poco sanaba, también la tez pálida de mi piel estaba
limpia, y eso era raro puesto que había corrido, sudado, había tomado tierra,
entre otras cosas más pero mi piel, más bien yo, estaba completamente limpio,
tanto físicamente como emocionalmente. Lo que más me impresionaba a parte de la
limpieza, era la manera en que sonreía, nunca antes había vuelto a sonreír así
y esta vez era tan mágica mi sonrisa que
no pude evitar sentirme tan pleno en aquel momento, quizás nunca me había
sentido tan pero tan feliz y ahora no sabría cómo explicarlo.
Estaba tan maravillado que me hinque sobre el
lago, y rocé la tensión superficial del agua para así después crear ondas,
estás ondas alejaban a los peces a lado contrario de mí, pero también otros peces se acercaban, era tan bello esta sensación, este sitio,
estos animales que convivían con el ser humano. Todo era de alguna manera tan
esplendido que no había palabras en la tierra o poeta que pudiese describir
esta emoción, suponía que eso era el amor, la ausencia de palabras y el
porvenir de infinitas emociones.
La ausencia de maldad hacía del día tan
gratificante, los animales que para mí eran salvajes en ese lugar eran
totalmente dóciles, no me les acerque porque estaban demasiado lejos pero podía
notar la paz que radicaba en el interior de cada quién. Y no solo ellos
carecían de maldad, hasta yo me había drenado tanto que el odio en mi interior
desapareció conforme pasó el tiempo.
Si tan solo el padre Orlando estuviese aquí,
entonces afirmaría que existe el cielo, claro sin Dios ni ángeles, al igual que
doña Jacinta se sentiría plena por todo lo que ha hecho, he inclusive Soledad
podría dejar de sentirse vacía, sin olvidarme de Joaquín que no tendría palabras
para describir las sensaciones.
Decidí acostarme debajo de un árbol, en el
verde pasto y tomar un descanso bien merecido, tenía que recuperar energías por
todo lo que había sucedido y me había olvidado de los problemas que afrontaba
hace algunos momentos.
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