viernes, 4 de noviembre de 2016

Mar, capítulo 11: Epilogo...

Epilogo…


Entonces el tiempo pasó y siguió pasando, porque el tiempo no se detiene, porque el tiempo siempre sigue, como tú, como yo, que avanzamos lentamente hacia nuestras metas, algunas posiblemente en común, otras individuales, pero siempre con ese apoyo de tenernos a lado de manera inhóspita.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Bastante o muy poco, no tengo conciencia de ello porque el tiempo sigue siendo relativo, eso me lo dijo Einstein, pero han pasado algunos días, algunas horas, algunos años, algunos minutos, algunas semanas, algunos segundos, algunos meses, algunos instantes o algunas eternidades desde que escribí el último capítulo de esta novela…

Regresamos por el café y no se enfrió.

Todo de manera extraña como nosotros se solucionó, un irracional y una ilógica son buena combinación para historias dispersas al azar, hubo algunas peleas de menos y muchas reconciliaciones de más, salidas o citas a comer, a tomar café, helado de vez en cuando, cenas, películas en casa dónde te acostabas sobre mi hombro, te dormías, nos abrazábamos, juegos de cosquillas, debates por cualquier tema, bullying a Miss Erika, miradas traviesas, risas furtivas, tomados de mano por incógnita, malos consejos que son buenos a mi punto de vista, decisiones totalmente locas y sin sentido, secuestros mexicanos al estilo Hollywood, promesas de garrita que nunca se olvidaran, burlas, travesuras, a todo esto y más se reducía nuestra relación compleja y sin rumbo, en ocasiones mis sudaderas se impregnaban con tu olor cuándo pasabas frío y yo te cubría, siempre trataba, y trato y traté de protegerte de todo, siempre te demostré con pequeños detalles, con pequeños actos todo lo que realmente me importabas, me importas, me importaste, ¿alguna vez lo notaste?

En este rango pequeño o extremadamente grande, han ocurrido bastantes cosas entre nosotros, por ejemplo: Este capítulo está escrito dos días después de haber ido a ver nuestra primera película juntos al cine, qué cursi ¿no?, ¿recuerdas? Esa película dónde nos burlamos de la muerte porque somos más mexicanos que el tequila, y si no me crees cursi, entonces confesaré que aún guardo aquellos boletos como un buen recuerdo de una noche de otoño…

Por cierto, sin haber leído esta novela tú ya sabes lo que siento por ti, te lo confesé, ataqué y entonces la historia aun continua, nos seguimos conociendo…

Es así como pasa con todas las historias de este pequeño mundo, es así como sucede el amor de verdad, uno debe aprender a disfrutar el instante, el presente porque recuerda que el pasado y el futuro son cosas inciertas de las cuales tenemos una idealidad, no deberíamos preocuparnos por ello. Ahora en este instante, en este preciso momento, mi presente eres tú y no pienso pasarte por alto solo por pensar en un futuro o en un pasado, solo quiero vivir al momento, a lo espontaneo.

Y digo que eres mi presente, porque espero poder estar a tu lado el resto que queda de mi vida, como amigo,novio,  conocido, como el perro, que manera de denigrarme, pero es magia todo este sentir, magia de verdad, de esa real que se siente y hace que las cosas sucedan porque deben de suceder, porque las energías conspiran para una unión, porque para eso somos magos, ¿no lo crees?, también sé que te has asustado, yo también en ocasiones me siento abrumado por tal sentimiento, pero no hay que ser cobardes, hay que luchar, avanzar y seguir luchando. ¿Sabes?, han pasado bastantes cosas entre nosotros y seguirán pasando, una voz de algún fantasma me lo susurra en ocasiones, y me confirma que mis detalles, bueno, pequeños detalles te transportan a lo inimaginable de este mundo, de esta galaxia, pues ahora han cambiado algunas cosas, antes te buscaba para salir y ahora tú te has despedido con un…

Salgamos de nuevo.

Yo quisiera salir contigo todos los días pero se lo he dejado todo al tiempo, espero a que el instante junte ambos caminos, porque al final, como al principio, como al presente, nunca forcé esta relación, se fue dando sola, se fue disolviendo cómo el café de vainilla que bebo en estos momentos.

Ahora hay algo que quiero contestar, aquella pregunta que me hiciste cuándo te exprese mi sentir.

¿Por qué te gusto?

Aquel día debo de admitir que te contesté muy tontamente, pero de verdad físicamente eres perfecta, estas imperfectamente perfecta para encajar en mi vida, aquella sonrisa que me alegra algunas tardes, aquellos labios que me hacen pensar en el pecado de besarte, aquellas manos que sostengo furtivamente, como si fueran un pedazo de nube, aquella nariz que al tocarla muestra la pequeña lengua bromista, esa lenguita que te hace ver linda e inocente, el cuello que se estremece con cada caricia, al igual que a los hombros y espalda cuándo paso mi mano sobre ellos, aquella cintura que también es víctima de las cosquillas, aquellos pies que en alguna ocasión pude besar de manera inesperada, y así podría ir describiendo todo de ti, cómo tu cabello que desde que te conocí me gustó, o cómo tu cabeza que descansa en mi brazo, pero también eres perfectamente imperfecta de manera intelectual, emocional y psíquicamente, tus pensamientos, tus locuras, tus argumentos, tus expresiones, tu manera de decirme te quiero, todo de ti me gusta y todo encaja cómo la doctrina que nunca tuve, es cierto Mar, hasta tú sabes que me tienes en tus manos, en tus visiones, en tus idealismos, y debo confesar que nunca he dejado de pensar en ti, pues a cada instante eterno que transcurre en mi vida, te pienso, te siento, te sueño, te necesito, pero sobre todo… Te vivo.

¿Te he convencido?

Si no lo he hecho aún, entonces te prestó mis ojos, mis ventanas para que veas a través de ellos y descubras todo aquello que no he podido expresar, aquel Edén que eres para mí.

La historia de nuestra vida continua, lamentablemente este escrito si llegará a su fin, es por ello que debo confesar que el ultimo poema que te hice este año, bueno, hasta este momento ha sido ¿Por qué el viento no cae por acción de la gravedad?, y de manera corta te explicaré el motivo de su existencia, solo fue mera resignación por aquella pelea que había marcado por un siglo a mi corazón, ahora de nuevo me alegra saber que me he equivocado…

¿Por qué el viento no cae por la acción de la gravedad?

Amanecí con dudas discrepantes…

Todo lo que sube cae, yo caí a tus brazos y tú caíste por acción de una fuerza llamada palabra.
Y a dónde iba si siempre caía, la vida me recordaba mi ajuste contigo, estabas en todas partes, en el café por la mañana, en el insomnio por la noche, en cada pregunta sin respuesta, en cada respuesta compleja, en la sencillez de la vida, en lo irónico de mi muerte.

¿Crees?

Daba un paso y caía en un barranco sin salida, sujetaba mi mano al filo y tú lentamente quitabas dedo a dedo la esperanza corrompida. Ahora me encuentro indestructible al acto, inmortal a la vida, pues sabes: Hierba mala nunca muere. Y soy eterno como aquellas palabras de Bécquer, como aquella novela de Mar, y te das cuenta, ya ni en mi poesía soy libre, ya ni en mi universo te puedo matar, solo me queda vivir con el recuerdo, con este buen sabor de boca, con este olor a presente, con esa agonía al tacto prohibido, a la vista perdida sobre tu sombra, al sonido de una reconciliación.

Se empeñan mis lentes por el café, por las noches de insomnio de películas, por la felicidad que algún día sembramos…

Y es cierto, la hierba mala nunca muere, al  menos, no hasta qué se enamora.

 Entonces desperté…

¿Por qué el viento no cae por la acción de la gravedad?

Y es sencillo, como esto que sucede, porque a pesar de tener la fuerza de atracción para caer, no lo hacemos, pues la fuerza contraria a la caída se le denomina sentimiento, y este sentimiento es el que emerge día a día… Quizás ahora estés con él, y yo siempre estaré aquí, inerte en el espacio relativo de tus recuerdos…

Y posiblemente en algún futuro te vuelva a escribir poesía, o novela, o cuento, eso es lo emocionante de la vida, de este epilogo de novela, de esta realidad en sueños…

Y también de manera epiloga debo dejar aquí una canción que represente a esta tragedia amorosa, y que mejor qué dedicarte Oah – Alexander Rygbak. Ahora comprendo porque esa canción llegó a mí. Eres muy joven para mí, pero eso no importa…

¿Sabes?

Estas letras son como la vida, como nuestra historia que pasó y que jamás sucedió, pero más bien es un epílogo con puntos suspensivos, pues no hay final, ni aparte, sino que la historia aún sigue en curso, y no es una micro-novela que haya hecho yo, más bien, ambos las escribimos a nuestra manera… Una historia algo cliché si así quieres denominarla, pero un sentimiento original, sin duda alguna.

Mariana Villavicencio Salinas, te quiero, Mary, Mar… Inunda mis ojos con tu amor… ¿Me permites danzar la pieza de la vida contigo?


Y él jamás volvió a dejar el amor al azar… 


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