miércoles, 16 de diciembre de 2015

Capítulo 6: Hadys y la esencia de la vida.

Karina.

Me levanté de mi siesta, mi cuerpo estaba totalmente relajado y había tenido un buen descanso, me sacudí el cuerpo para tirar las partículas del pasto que estaba adheridas a mi ropa, y después camine hacia el lago para observar de nuevo mi alegría,  pero en el momento que me vi también había alguien más detrás de mí, al principio pensé que era solo parte de mi imaginación, di media vuelta para afirmar mis sospechas y no fue certera mi mente pues delante de mí estaba una chica, esa chica me dio un impacto emocional que me hizo retroceder y caí sobre el lago, realmente solo me mojé una pequeña parte, ya que había caído en la orilla, después miré de nuevo a la chica y me di cuenta de que alguien más estaba conmigo en ese mundo. Lo mejor que pude haber visto aquel día fue su sonrisa, y escuchar su risa, claro se burlaba de mí pero esa felicidad fue contagiada hacia mi alma.

Me le quedé mirando detenidamente, era un mujer demasiado hermosa, tenía una sonrisa que reflejaba las perlas del mar, a pesar de que traía anteojos pude notar que sus ojos eran totalmente claros, un ojos donde podía ver el espejo del universo, era de estatura pequeña con piel totalmente cálida, tenía un resplandor en su persona como en su aura, sentía una energía muy bella emanar de ella, y era curioso pues tenía cosas realmente muy particulares que no la hacían humana, tenía unos pequeños bigotes como los felinos, su pupila era vertical y resplandecía como el atardecer, tenía esa mirada de asesina, esa mirada que había penetrado a mi corazón y ahora me desangraba, realmente me había impactado como nunca antes, me había matado. Me sentía poseído por ella, y ella tenía una especie de garras en sus manos, pero a pesar de que parecía toda una felino era totalmente hermosa desde los pies hasta la cabeza, desde un extremo hasta el otro, representaba una musa sin igual, una musa que nunca antes había inspirado a un artista, y ahora se presentaba ante mí y me llevaba hacía el más allá, por primera vez empecé a creer en el amor, pero peor aún, en el amor a primera vista.

Aquellas sensaciones que sentí no las puedo describir, el amor nunca se ha podido describir y a veces la gente lo describe como si supieran lo que es el amor, pero no lo saben, porque hasta los poetas mienten. Lo único que puedo afirmar es que cuando uno se enamora, simplemente no se reconoce.
Me le quedé viendo por un gran momento para después romper con aquel silencio que nos gobernaba.

-       -    ¡Hola!

Los nervios me controlaron pero sucedió lo contrario que con Soledad, ya que ella me hizo gritar pero en esta ocasión mi hola sonó simplemente a un susurro. Ella no me escuchó, pero gruño de la manera más linda que puede gruñir un felino, era un gruñido tan tierno que me hizo estremecer e inclusive hizo que la piel se me erizara. Poco después pronunció.

-         -  ¡Qué torpe!

Al termino de sus palabras, inició a reír y se burlaba descaradamente de mí, al escucharla me sentí poseído por una melodía clásica, sentí como esas ondas sonoras penetraban mis orejas y me fundían con el amor marchito que en mi nacía, me sentía pleno, absolutamente feliz, enamorado y romántico, el paraíso y ella habían cambiado completamente mi vida que hasta mis problemas los había olvidado, es raro que cuando uno se siente feliz solo se concentra en vivir. Le respondí.

-          - Sí… Sí… ¿Verdad?

Sinceramente no sabía que decir, los nervios me habían controlado y ya no tenía poder sobre mí, era un Hadys enamorado en contra de un Hadys que había llegado de la nada a ese sitio. Ella simplemente seguía riéndose de mí, burlándose. No contestó mi cuestión y camino hacia mí de manera lenta, elegante y con firmeza, era una mujer hermosa, una mujer segura, pero ante todo, era una dama en todo su esplendor. Y yo la miraba, la veía y la observaba, cada vez me daba cuenta de que simplemente nadie me había robado la mirada de esta manera. De cierta forma me hacía olvidarme del paraíso pues ella se acaba de convertir en mi cielo. Mientras ella se acercaba yo me levanté del algo y de pronto ella ya estaba enfrente de mí, me tendió la mano no sé si para saludarme o para sacarme del agua, pero no lo pensé dos veces y accedía a tomar parte de su cuerpo, cuando mi piel rozo la suya sentí una descarga eléctrica por todas mis extremidades, vibraciones extrañas pasaban por mis músculos, por primea vez sentí las mariposas que emigraban de mi estómago hacia su mirada, con ese roce de pieles sentí como mi cuerpo correspondía al suyo, como si fuésemos el complemento perfecto y el mismo cuerpo lo supiera y se manifestaba en aquellas sensaciones, puesto que mi piel de nuevo se erizaba, se consumía la sangre de mis venas y poco a poco me evaporaba en la sensación del amor. Relativamente no quería soltarle la mano, la quería dentro de mi vida, la quería a mi lado pero debía soltarle, pero no lo hice, el amor pudo más que mi consciencia y aun tomándole la mano le dije.

-          - Me llamo Hadys, ¡mucho gusto bella dama!

Acerqué su mano hacia mis labios y  la bese, no supe realmente el motivo de mi caballerosidad pero me sentí forzado puesto que no había dejado fluir el sentimiento de mí y había impedido que hablara mi corazón. Ella cambio su sonrisa por molestia y entonces me dijo.

-          -Hady no me vengas con esto, estás en la tierra del amor y tú sales con tus tonterías, no seas falso, el amor falso no tiene base, no se sustenta, se acaba y se derrama. Sí por mí fuera ya estuvieras fuera de este mundo, pero soy tu guía y no te puedo dejar solo.

Su voz era muy linda pero esta vez noté lo molesta que estaba, al contrario de Soledad, esta chica era demasiado expresiva. De nuevo sonrió pero a pesar de que la veía feliz, sentía que era una mujer recta, fría y que solo iba por obligación y no tanto porque me la haya encontrado por obra del destino. Le dije.

-         -  No quería molestarte.

Solo pude musitar eso, después le solté la mano y baje la mirada, me sentía deprimido, me sentía decepcionado de mí, no quería echar a perder aquel momento y sin embargo ya lo había estropeado, quizás eso pase de vez en cuando, cuando más tienes miedo, más lo estropeas y eso me había ocurrido. Pero entonces ella se acercó,  puso ambas manos sobre mi mejilla y después alzo mi rostro para fijar sus ojos en los míos, se acercó poco a poco a mis labios, volvió a sonreír y después me soltó, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia dirección opuesta, mientras daba los primeros pasos me dijo.

-          - Hadys, en el amor debes ser tú en toda esencia, no debes ser otro ni tratar de ser alguien más, un Don Juan, un Don Pedro, o un Don nadie, pues de ellos ya hay muchos y como te dije, en el amor no puede existir la falsedad, para que ames y te lleguen amar solo tienes que cumplir un requisito, simplemente tienes que ser tú y ya, no hay más, no hay menos, solo hay amor, pero amor no de noche a la mañana, amor de eternidad, aunque la eternidad solo sea un segundo, un suspiro o una mirada, sabes, inclusive puede ser un roce de manos.

Se dio la media vuelta, me miró de nuevo con una sonrisa, después saco la lengua y musitó.

-      -¿Te quedarás ahí parado? Es cierto que el amor llega a donde estés, pero si lo tienes frente a ti, entonces te aconsejo que lo sigas, luches y lo obtengas con una guerra de rosas con espinas y caballeros sin cremallera.

No respondí, dio de nuevo media vuelta y siguió caminando, mientras yo le miraba la espalda, le miraba su escultural cuerpo. Le empecé a seguir mientras observaba su elegante caminar, su cabello totalmente negro llegaba arriba de la cintura y por cada paso que daba se meneaba de izquierda a derecha, me hipnotizaba, hacía que me perdiera en el instante con tan solo contemplarla, mientras caminaba podía ver el paraíso en ella, pues era el paraíso con quien estaba. Pero lo que más me llamo la atención de ella eran sus hermosos ojos y el lunar que tenía de lado izquierdo en su mejilla, un lunar que la caracterizaba, era como la luna de su mundo y ella era el universo de mi vida. Seguía contemplándola en silencio mientras me daba cuenta de lo breve que era el segundo y lo eterno que resultaba ser el instante, hasta que ella aún caminando rompió con aquel silencio, yo en cambio no hice pregunta alguna pues realmente no me importaba hacia donde iba, más bien solo quería estar con ella.

-         -  Hadys, debes de recordar bien estas palabras, antes que nada, me llamo Karina y soy tu guía espiritual, estaré contigo siempre, claro, no olvides todo lo que te digo porque el mínimo olvido puede ser la mayor catástrofe, cada puerta que avances será una prueba que debes superar y yo seré tu apoyo incondicional. Con el transcurso sabrás que te depara cada puerta, pero en este momento te encuentras en la puerta del amor; como puedes ver a tu alrededor encontrarás paz, amor y sobre todo una gran felicidad, ya que este paraíso es la representación del amor que Dios nos ha brindado al darnos la vida, por cierto, date cuenta que esta es la base de la esencia de la vida, sin amor no hayas nada, y con amor hasta puedes crear universos infinitos. Por cierto, esto ese el edén, aquí surgió el amor, Dios hizo al primero hombre y de su costilla creo a la mujer, los unió pero poco después al no tener las bases tuvieron que separarse, pero no temas, ya que no todo amor fracasa, aunque por cierto, esto es solo el inicio, aún falta mucho camino por recorrer, así que necesito  la confianza en tu interior para poder superar todas las pruebas. Vendrán tres diversos tipos de amores, con el amor de Dios hay cuatro tipo esenciales, pero de ti depende encontrar el quinto  amor que muy poca gente logra venerar, solo no olvides que todas tienen la misma esencia de origen, la base que sustenta toda una vida.

Me había quedado perplejo, pero no por lo que me había dicho más bien porque me había perdido en su belleza, ni siquiera le había puesto la suficiente atención a sus palabras, entonces no logré comprender todo lo que trato de decirme, explicarme o lo que haya intentado hacer con sus palabras. Así que solo pude responder por cortesía lo siguiente.

-        -  ¡Sí!

No pude decir la gran cosa, una porque no había escuchado y dos porque simplemente su presencia hacía que los nervios se apoderaran de mí, en esos instantes no tenía la conciencia para saber quién era, para entender dónde estaba o hacia dónde me dirigía. Mi existencia se reducía a su mirada  y mi habla a su pensamiento, frente a mi estaba la mujer de mi sueños, en ocasiones ella corría  y trepaba los árboles con gran habilidad para verificar que fuésemos por el camino correcto, y por un momento pensé en nunca salir de aquella puerta, de nunca regresar a mi mundo, de nunca volver a vivir una vida ordinaria, simplemente quería quedarme a lado de ella y ser feliz durante el resto de mi vida, el estar a su lado era para mí la mejor existencia y la mejor experiencia que jamás pude haber tenido.

 Fue en aquel momento donde empecé a recordar que yo nunca había estado en el abismo de una mujer, yo nunca había estado enamorado ni había experimentado este sentir en alguna ocasión, pero ahora era diferente, algo había cambiado totalmente mi vida y no podía negarlo, desaprovecharlo o simplemente ignorarlo, tenía que vivir con el sentimiento simplemente porque formaba parte de mí y yo parte de él.

Pero mi pensamiento fue interrumpido porque  una ciruela había impactado contra mi cabeza, pensé que había caído de algún árbol pero me equivoque, realmente la ciruela fue un golpe directo aventado por Karina, era impresionante la manera en que me perdía, la manera en que me olvidaba de todo y solo en mi cabeza estaba Karina y nada más y nada menos. Fue ahí cuando de nuevo escuché su hermosa voz.

-          - ¡Estás muy distraído!

Empezó a caminar hacia mí, su sonrisa se desvanecía para sacarme la lengua, lentamente con precaución se acercaba a mí, una vez cerca, fue inevitable para ella picarme las costillas y entonces salté, no sabía cómo actuar o como corresponder a aquellos actos, solo sabía que poco a poco me hundía más en el amor que ella profanaba.

-          - ¡Lo siento!, realmente me pones demasiado nervioso, nunca antes había estado con una persona tan hermosa como tú, simplemente todo esto, absolutamente todo es nuevo para mí, es una nueva experiencia que simplemente no sé cómo tomarla, no sé cómo sobrellevarlo o confrontar, simplemente no lo sé.

-         -  Ese es el problema Hadys, solo aprecias la belleza externa pero no eres capaz de sentir la esencia del amor, debes sentirlo, debes simplemente dejarte llevar por el sentimiento, no te contengas y deja que te arrastre, que te ensucie, que te destruya, deja que te salgan alas para que vueles y nunca, espero por lo menos, que nunca caigas.

-          - No me niego a ver la esencia, simplemente nadie me había atrapado como tú, realmente no sé qué hacer. Siendo sincero lo que me haces sentir es tan nuevo que le temo, quisiera dejarme llevar como me has dicho pero me es complicado no ser tan irracional, sabes, es curioso pero eres la primera Karina que conozco, y también sé que nunca podré olvidarte, siempre te tendré grabada en mi alma, en mi memoria y en mi corazón.

El silencio de nuevo gobernó sobre nosotros, así que traté de romper la ausencia.

Bueno… ¿A dónde vamos?

Ella se me quedó viendo por un momento y luego me dijo.

-          - No te desesperes, deberías tener paciencia pues es un don que muy pocos tienen, recuerda que los felinos siempre comen porque tienen paciencia al acechar a su presa.

Al termino de sus palabras, lanzo un zarpazo hacía mi mejilla gruñendo de manera tierna, sin intención de hacerme daño, simplemente demostró con actos sus palabras, yo era su presa y no estaba dispuesto a huir. Pero ella continuó.

-          - Ya hemos llegado, solo se necesita ser paciente y verás que las respuestas estarán siempre enfrente de ti.

Realmente por haberme distraído ante su belleza no me había percatado que habíamos llegado a un lugar místico, donde a diferencia del paraíso este expresaba otro tipo de sentir, el mismo sentimiento, la misma esencia pero diferente significado.
Aquel lugar también era un paraíso dentro de otro paraíso, pero esta vez solo había animales por todo el lugar, pero no eran solo unos simples animales, más bien, eran parejas, familias de animales de todo tipo, desde felinos, caninos, aves, entre otros más, todos estaban con su familia y se podía notar como las madres protegían y querían a sus crías, ese amor era magnifico,  era el amor de fruto, el amor de semilla, el amor de vida, no vida como la que vivimos, sino vida como la creación de un ser dentro de otro ser, era la magia que movía a las madres, la magia que hace algún tiempo movió a la mía.

Esta vez fuera de distracciones pude entrar en mis recuerdos, y recordé cuando estaba niño, cuando mi madre me llevaba a ver a los animales al zoológico, cuando me explicaba lo que hacía cada uno y donde vivían, y a medida que recordaba también entendía por qué empezaron a gustarme los felinos, por su inteligencia, seguridad, realeza e independencia, quizás por ello Karina me atraía por los gestos de felino que portaba, pero no me cuestioné, estaba teniendo un bello recuerdo de mi madre, la extrañaba, extrañaba su amor, el amor de familia, simplemente ese amor que muchos tienen y pocos lo valoran y eso me dolía fuertemente en el alma, en el cuerpo pero sobre todo en mi corazón. 

Recordar a los gatos me hizo pensar en mi primera mascota, no recuerdo que cumpleaños era pero mi padre había llegado con un gato de color negro con blanco, a cual le había llamado Aura, simplemente esa mascota perteneció a la familia que ahora  había desaparecido, tuvieron gran amor sobre mí y por supuesto yo aún tengo gran amor por ellos, en ese instante derramé una lágrima que inundaba mis recuerdos, pero no sabía si estaba feliz o estaba completamente triste, de nuevo sentía una emoción desconocida en mi vida. Mi madre en aquel entonces me dijo que debería de cuidar a Aura como ella me cuidaba a mí, que le debía de demostrar mi sentir para que ella lo sintiera, que debía protegerlo y alimentarlo, y fue entonces la manera en que me decía… Te amo Hadys. Pero en aquellos tiempos no valoraba el amor de madre, y ahora que me hace falta, simplemente quisiera viajar al pasado y decirle con todas las fuerzas… Que la amo.

Mi pensamiento fue interrumpido por Karina.

-          - Bueno ya te imaginarás que amor es este…

Pero al verme los ojos vio mi tristeza, vio mis lágrimas y por ende noto que mi alma estaba arrepentida y hundida en un abismo, en un sitio donde no había luz y la esperanza había desaparecido, un lugar donde todo se tornaba oscuro, gris, negro, un lugar donde mi alma no tenía escapatoria y solo quería estar al lado de sus creadores. Entonces,  Karina se acercó a mí a paso lento, me abrazo y sentí su apoyo, sentí que mi emoción se estabilizaba poco a poco, sentía como ella realmente cargaba con parte de mi peso y eso me hacía sentir muy bien, demasiado tranquilo, demasiado eficaz en las cosas que realizaba, me sentía pleno y maravillado pues esa criatura había hecho de mi infierno un bonito cielo.

Nos dejamos de abrazar, me sequé las lágrimas, nos miramos a los ojos pero ella entonces iba a hablar, lo único que pude hacer en aquella ocasiones fue hacerle una seña con la mano para que no dijera nada, para interrumpir, para callar las palabras, solo quería un poco de silencio, un poco y nada más. Hablé.

-        -   Entiendo que es el amor de madre y de familia…

Después de aquellas palabras no pude seguir hablando, no podía seguir con la dinámica, entonces ella respondió.

-          - Ya haz conocido dos amores, el de Dios y el de familia. Tu madre y tu padre donde quieran que estén te siguen amando, apoyando y estarán siempre a tu lado, así que nunca lo debes olvidar, este amor que se siente es el de Dios y el de familia, es un amor que no puede ser remplazado por nada, quizás demostrarte el amor, quizás conocer los amores no solo es felicidad por los recuerdos que te traen…

-        -   El amor es solo amor, la tristeza es el pasado, pero dime… ¿Qué más se necesita para ser feliz?

-          - La felicidad no necesita nada pero el humano sí necesita el amor, la esencia de que hay un ser superior y la idealidad de que nacimos de un fruto encarnado de nuestra madre, entonces sabiendo realmente eso no falta nada, solo caminar pues el camino está despejado.

Me quedé callado por un momento, aquel lugar me gustaba así que le mire de nuevo de una manera general por el cual me hizo realizar la siguiente cuestión.

-         -  ¿Podría quedarme aquí?

Ella se me quedó viendo y dio un pequeño suspiro, luego sonrío.

-         -  Entiendo Hadys que te quieras quedar con lo que añoras, pero no es necesario, allá fuera hay cosas que aún te están esperando y debes afrontarlas, entonces sabrás realmente de que está hecha la vida. No puedes quedarte en un solo punto pues no eres árbol, y para avanzar se necesitan dos puntos y con tres puntos hasta un ciclo se puede hacer. Si te quedas aquí serás prófugo del deseo y no libre del amor.

-         -  Me quiero quedar, añoro tanto este amor que no quiero librarme de él…

Estaba aferrado a quedarme, a seguir sintiendo aquel gran amor, de pronto dentro de mí se oyó una voz muy celestial, hermosa y linda que antes no había escuchado y eso me hizo recordar de nuevo la noche antes de que tomáramos el tren, pues mi madre había ido al cuarto a decirme unas palabras como si supiera del futuro que iba a afrontar… Me dijo.

-          - Pase lo que pase, nunca olvides que te amo, que el amor es tan hermoso y tan bello que la muerte no puede frenarlo, el amor es eterno y este donde este nunca olvides que mi amor te seguirá siempre.

 Aquel recuerdo se esfumo y entonces comprendí que debía avanzar, que el amor en sí de mi madre siempre estaría en mi vida, inclusive en este momento, en este instante, ella estaba conmigo y lo podía sentir.  Miré de reojo a Karina y ya no le dije nada, así que empecé a caminar, ella se desconcertó y entonces preguntó.

-          - ¿A dónde vas?

A lo que yo le contesté.

-         -  A ese punto.

Señalé un lugar a lo lejos, pero pronto ella replicó.

-          - ¡Si no sabes a dónde vas, entonces no avanzarás!

Se había molestado o por lo menos la última frase le había hecho como un reclamo. Mire hacia atrás, le vi a los ojos y le dije.

-          - Alguien me dijo que solo se necesitan dos puntos para avanzar.

Le sonreí y le enseñé la lengua, de nuevo me dispuse a caminar.

-Entonces ya empiezas a tomar un poco de la base de tu vida.

No respondí,  a la que ella me siguió el paso, realmente no sabía hacia donde iba,  pero un instinto o quizás pura suerte hacía que me dirigiese a ese punto sin saber por qué. Caminamos durante un prolongado periodo, no habíamos intercambiado palabra algunas y el silencio se apoderó de nosotros de la manera más inaudita posible, hasta que de pronto llegamos al siguiente lugar, un sitio muy característico y al mismo tiempo tenebroso, al contrario del paraíso y del amor de familia, este era perturbador o por lo menos me daba la impresión de que la iba a pasar muy mal.

El lugar se caracterizaba por un árbol de gran tamaño en donde se encontraban enlazados una pareja, ese árbol estaba completamente cercado como si estuviese prohibido el paso, la cerca era de madera color blanco, y enfrente de nosotros estaba una reja del mismo material. El árbol en cambio a pesar de mostrar a la pareja, tenía una serpiente que los envolvía por la parte de la cintura, y el árbol presentaba una cantidad de frutos en forma de placentas donde se podía observar con detalles los fetos que habitaban en aquellas cosas deformes. Era tal horroroso el impacto que en ese momento me quede sin palabras.  Voltee a ver a Karina y ella estaba viéndome fijamente a los ojos, como si en ellos hubiese ira y desprecio, sentía que Karina no era la misma que había conocido en el lago, sino que una especie de metamorfosis la había invadido.

-        -   Estamos en el tercer tipo de amor, así que no hay necesidad de que sea tu guía.

Me lo reprochó o al menos así lo sentí, sin saber que decir, respondí de una manera desconcertada.

-          - ¿Qué sucede?

-         -  Nada… Pronto o quizás nunca lo descubras.

Eso realmente era cómico porque parecíamos una pareja de novios que estaban discutiendo por algo que no sabía. Quería cambiar el tema así que solo dije. 

-          - ¿Seguimos caminando?

A lo que ella contestó de manera cortante y con una explicación breve.

-          - Tienes que conocer la esencia de este amor, mientras no lo sepas no podrás ir al siguiente tipo de amor.

Esa explicación me hizo pensar, ¿por qué era necesario conocer la esencia de todo si con el amor de madre basta?, no lo sabía y quizás por ello debía conocer los diferentes tipos de amor, así que de igual manera la cuestioné.

-         -  ¿Qué pasa si no reconozco la esencia de algún tipo de amor?

A pesar de que se le veía molesta, esta vez me contestó con una frialdad en sus palabras, de una manera tan especifica que no me dieron ganas de interrumpirle ni de ponerme paranoico. No sé si le temía más a ella o la respuesta, pero dijo.

-          - Entonces nunca saldrás…

Prosiguió hablando.

-          - Pero bueno eso no depende de mí, yo solo soy la guía que no necesitas. Empecemos a explicarte, ese árbol que ves.

Señaló al árbol que antes me había provocado el escalofrío.

-          - Es el árbol prohibido dentro del paraíso que creo Dios, las dos caras que ves son los primeras personas que vinieron a conocer la esencia de la vida, pero fracasaron al comer del fruto prohibido que anteriormente se te fue mostrado, ellos no aguantaron la tentación y ahora forman parte del árbol, puesto que este amor significa el amor de pareja, el primer amor de tu vida pero al mismo tiempo aparece el rechazo, la traición, el engaño, puedes ver que desde las raíces hacía arriba se levanta una especie de serpiente que los enreda, podrás ver también los ojos cerrados de aquella pareja que mucha gente los conoce como Adán y Eva, pero yo los conozco como el pecado y el tentado, al final si no reconoces la esencia de este amor entonces formarás parte de este mundo y como solo se necesita un punto para ser árbol, entonces con el paso del tiempo serás parte de ese árbol…

Terminó de hablar y creo en mí una especie de miedo, el fruto prohibido fue el que me mostro Soledad y el cual no me tente a comerlo por miedo, posiblemente el miedo no es un defecto, más bien podría ser una virtud que muy poca gente puede tener y ahora estaba demasiado feliz por ser en ocasiones cobarde. Sólo quería un consejo para no quedarme en ese mundo siendo un árbol, debería avanzar como mi mama me lo menciono.

-      -     Entonces… ¿Qué debo hacer?

Me daba miedo seguir caminando, quería una pista, una manera de poder terminar con aquel miedo. Pero ella solo contestó.

-          - No lo sé, solo soy la guía que no necesitas.

Seguía molesta y no sabía por qué, pero supongo que aquel tipo de amor le causaba alguna especie de metamorfosis porque no la sentía ella.  Pero mi miedo, y mi falta de saber hizo que de alguna manera me contagiara de su malestar y por ende le grité.

-        -   ¡Si no quiere ser mi guía, te puedes ir!

No pude controlar mi irá y entonces todo surgió en una catástrofe. Se me quedo viendo fijamente con enojo y dijo.

-          - ¡Perfecto! Muéstrame tu verdadera esencia.

Comenzó a caminar hacia mi dirección, tenía en su cara esa mirada de quien caza a una presa, me estaba acechando y yo solo retrocedía considerablemente poco a poco. Retrocedí con tanto miedo que no me di cuenta que había atravesado la cerca que rodeaba el árbol, me di cuenta hasta que Karina ya no podía pasar de ese límite y entonces el escalofrío recorrió todo mi cuerpo, de hemisferio a hemisferio.

Tragué saliva y mire directamente a Karina que me decía algo pero simplemente no la escuchaba, solo tenía los latidos de mi corazón retumbado en mis tímpanos, di media vuelta con termo y ahí estaba el árbol tan cerca de mí, el miedo se apodero, no podía ni moverme, estaba pasmado, congelado por todo aquello que en aquel momento vivía, de un momento para otro la figura de Eva abrió los ojos y no eran bellos, eran ojos color sangre y derraba lágrimas de sufrimiento y entonces en vez de estar en el paraíso, me había transportado a un recuerdo y aquel miedo había desaparecido. 

En mi recuerdo yo era un ente que no podía ser visto, pero podía observar todos los factores que en ese momento radicaban, eran algunos años atrás cuando ya vivía con el padre Orlando, pero en aquella ocasión no estaba en la parroquia, más bien estaba en el parque del pueblo leyendo un libro, un poemario del gran Sabines, realmente la poesía me inspiraba a vivir de una manera frenética a pesar de mi depresión por la pérdida de mis padres, con el tiempo la fui asimilando y a medida que lo hacía me alejaba de la gente, pero aquel día, bueno más bien todos los días desde que conocí a Lizbeth era para mí una nueva forma de felicidad y por ende me gustaba ir por las calles del pueblo para simplemente observarle y apreciar la belleza que en ella radicaba.  Todos los chicos del pueblo querían con ella, era la chica educada, era la chica perfecta para quien la veía, era hermosa completamente y me daban muchas ganas de hablarle, pero no tenía la gran cosa que ofrecer, la mayoría de sus pretendientes eran fuertes, hacían deporte y en raras ocasiones tenían dinero para darle obsequios, en cambio yo, yo simplemente estaba interesado en el arte, en la ciencia, en el descubrimiento y eso no era algo para llamar su atención, así que nunca antes me había atrevido a hablarle, solo le veía de reojo y le hacía poesía de noche, de madrugada y en ocasiones de tarde, representaba para mí la piedad que me tuvo Dios. Ella era realmente bella, tenía la piel de porcelana y su cuerpo era una escultura griega, tenía los ojos color azul y su pelo era totalmente lacio, era de estatura media y con una sonrisa  impecable, aquel día ella traía un vestido azul con lunares blancos, caminaba por el parque y lo le veía sentado simulando que leía un libro, pero entre letra y cuerpo, me di cuenta que debía ser valiente y hablarle, esta vez me levanté de la banca y caminé en dirección a ella, tenía la fuerza de voluntad necesaria, y los nervios invadían mi cuerpo, las mariposas se mudaban al estómago y yo sentía que volaba, que añoraba sentir su amor, pero eran solo sueños si no me atrevía a hablarle, y para hacerlos realidad entonces tuve que actuar. Esta vez no tenía que ser cobarde, esta vez tenía que ser el Hadys que muy poca gente conoce, que muy poca gente se atreve a juzgar.  Me detuve enfrente de ella, ella me miró fijamente y sonrío, yo simplemente le sonreí, me sonroje y de una manera muy nerviosa le dije.

-          - Buenas tardes Lizbeth, ¿cómo estás?

Ella me contestó de la manera más amable posible.

-          - Muy bien Hadys, pensé que iba a morir sin haber intercambiado palabras contigo.

Me volvía a sonrojar de una manera exagerada, así que seguí con la conversación.

-          - ¿Puedo acompañarte?, sería agradable conocerte.

Le ofrecí mi brazo y ella se me quedo viendo con esa sonrisa mágica que se mostraba en su rostro.

-         - Claro, me agradaría tu compañía ya que eres muy distinto a la gente de este pueblo, por lo menos no tienes la cabeza hueca.

Puso su mano sobre mi brazo y empezamos a caminar lentamente.

-          - Gracias por el comentario y por aceptar.

Después de ahí empezamos a conocernos, contar nuestros secretos, nuestras virtudes, los pecados, nuestro pasado, nuestros sueños, entre otras cosas. Cada tarde se repetía la misma rutina, caminar por el parque, por el pueblo, por donde sea, pero siempre conviviendo y conociéndonos poco a poco hasta que el día esperado llego, le invité a comer hacía el bosque, una cita en forma de picnic y ella acepto, ese día fue el mejor pues estaba muy feliz y sentía que ella era mi complemento, mi cómplice, mi compañera de vida. Puesto que aquel 12 de noviembre  por primera vez conocí lo que era tener novia y eso de alguna manera me hacía sentir muy bien, mejor y estable.

Pero cuando me dio el sí el recuerdo se desvaneció, entonces estaba de nuevo enfrente del árbol escalofriante, del árbol que de alguna extraña manera me hizo sentir miedo, temor y de cierta manera nostalgia. Lo que pude descubrir es que Eva representaba la primera mujer que ame en mi vida, era mi primer amor, el amor de pareja con el cual se inicia la travesía de corazones rotos e ilusiones perdidas.  Al termino de mi reflexión, Eva cerró los ojos y dejo las gotas de sangre derramabas sobre el tronco, pero al instante la serpiente que los envolvía se deslizaba hacía mi dirección, yo sin pensarlo dos veces hui en dirección a la cerca, pero cuando llegue a la puerta no la podía abrir, me encontraba encerrado y estaba entre la serpiente y la cerca, ya no podía moverme, no tenía a donde escapar ni con que defenderme, la serpiente se alzó a mi acecho, me enrollo completamente dejándome inmóvil y fue entonces cuando abrió su hocico y pude ver como aquellos colmillos mortíferos secretaban su veneno, cuando menos lo espere se lanzó contra mi cuello y mordió la manzana que estaba en mi garganta…

De nuevo entre a otro recuerdo. Este recuerdo estaba en un tiempo después de haber andado con Lizbeth, al principio nuestra relación fue hermosa como la mayoría de las relaciones, donde todo lo bueno destacaba, donde todos los defectos no se ven y las virtudes son más que perfectas para ambos entes. Pero los días a su lado pasaron de manera tan momentánea que no podía sentir que llevaba bastante tiempo con ella, un día ella había decidido que ya era tiempo de conocer a sus padres para así poder formalizar nuestra relación pero cuando sucedió eso nos llevamos una decepción, pues sus padres al descubrir que era un don nadie me habían rechazado y por ende habían prohibido que saliera con Lizbeth. Desde aquel momento, verla se me había dificultado tanto que muy pocas veces nos veíamos, las citas se fueron reduciendo considerablemente y la distancia poco a poco nos separaba, nos hacía solitarios, hasta el momento que llego su cumpleaños y tomé la decisión de ir  a verla, para darle una sorpresa, no le avisé, me oculte entre los arbustos para que así cuando viera que se asomara por el balcón hablarle,  pero en aquella ocasión la sorpresa fue para mí pues ella estaba en la sala de su casa con sus padres y aparte con un señor del pueblo que se llamaba Antonio, era curioso ya que el señor era divorciado y gran parte del pueblo le pertenecía, ya que la mayoría de los terrenos eran de él,  pero mi sorpresa no fue el hecho de que él estuviera con sus padres, más bien la sorpresa que me lleve fue que estaba formalizando una relación con Eliza,  y ella nunca me lo había mencionado, pero él  era todo un vaquero o por lo menos así vestía y con unos kilos demás, no sabía realmente que debía hacer en aquel instante, pero cuando observe el momento justo del beso, fue cuando me quebrante completamente, estuve tan destrozado que jamás volví a encontrarme con Lizbeth y fue tanto la decepción y el trago amargo de la traición que simplemente decidí irme del pueblo, siendo así uno de mis motivos primordiales para la fuga.

Llegué a comprender que la gente suele estar tentada y que hasta las personas más perfectas pueden caer en la tentación del pecado, en el delirio de la muerte, en la fuente del destino, en la irracionalidad del fracaso, entonces había aprendido que el tentado se diferencia mucho con el pecador, siempre y cuando sea absuelto de ello.

Desperté y esta vez me encontraba acostado en el césped dentro de la cerca. Me levanté y lo primero que hice fue revisar si la serpiente no estaba cerca para atacarme o para hacerme daño, pero no estaba ni a mí alrededor ni sobre mí, ella estaba de nuevo envuelta en el árbol amarrando a Eva y Adán. Me sacudí y entonces miré a Karina, ella estaba aún afuera de la cerca y tenía una cara de preocupada y al mismo tiempo en sus ojos veía tristeza, nostalgia y un afecto de melancolía, realmente no entendía por qué pero era tan bipolar que no lograba comprenderla como tal. Le dejé de mirar y de nuevo caminé hacia el árbol, sabía que solo me faltaba superar la prueba de Adán, su enseñanza me iba a transportar hacia otro lado, aún universo más, una vez estando tan cerca del árbol observe la cara de Adán, esta vez surgió el mismo efecto que había causado la cara de Eva.  Pero los ojos de Adán no eran rojos, más bien eran totalmente blancos e hizo que me perdiera en otro recuerdo más.

Esta vez el recuerdo mostrado fueron los primeros meses que pase en la ciudad de México, la manera en que comenzaba a vivir y la manera en que me desarrollaba en una sociedad urbana.  Comencé a vivir en un departamento y conseguí trabajo en un editorial, supongo que la experiencia o la habilidad que tenía para leer me habían brindado la técnica en la revisión de libros, realmente nunca supe porque me contrataron pero todo formaba parte de un destino o por lo menos así lo veía. De vez en cuando le mandaba cartas al padre Orlando para que no se preocupara por mí, para que no pensara cosas malas o simplemente porque me sentía obligado a comunicarme con él por todo el apoyo que me brindo. Los primeros meses mi vida se reducía de trabajo a casa, de casa a trabajo y no había más pero tampoco había menos. Pero un día como cualquiera me llego la revisión de una obra, el autor escribía de una manera muy peculiar por el cual no pude realmente comprenderla de una sola leída, ese trabajo me costó mucho debido a que la revisión tuvo que ser más abstracta debido a la complejidad de la escritura, ya una vez terminada la revisión tuve que citar al autor a una cafetería no muy lejos de bellas artes, tenía que conocerlo, hablar con él y así poder entender un poco más la obra sobre cual ambos trabajábamos. Aquel día no sabía que con un café mi vida iba a tomar un nuevo rumbo, un nuevo concepto y una nueva ideología. Aquella tarde estaba esperando al autor sobre una mesa, tenía un café negro y observaba como salía el humo de lo caliente que estaba, de pronto un joven de pelo negro, con piel de color canela, despeinado, de alguna manera parecía alto, con lentes casuales y no los típicos que están a la moda, con ropa normal, si uno lo viese por la calle, entonces lo podrían confundir con una persona normal y nadie pensaría que dentro de él habita un gran escritor, me había sorprendido la manera en que él se desenvolvía. Le hice una seña con la mano, ya antes lo había visto en la documentación de la editorial, así que se acercó y dijo.

-          - ¿Es usted don Hadys?

A lo que yo replique.

-          - Buenas tardes Joaquín, soy Hadys sin el don, posiblemente tengamos la misma edad.

Le di un sorbo a mi café.

-         -  Entonces no hablemos del tiempo Hadys, no dejemos que eso nos controle. Nosotros debemos controlar todo lo que está a nuestro alrededor.

Tomó la silla y se sentó, miro a su alrededor y pidió un café para acompañar la charla, en cambio yo veía en él una especie de oscuridad en sus ojos, tenía una forma peculiar de hablar y de expresarse, de cierta manera eso creaba que me inquietara.

-          - Bueno hablemos de su novela que realmente es una obra de arte, de nuevo volvemos a tener buena literatura en México, pero eso no implica que sea perfecta, debemos corregir algunas cosas para su publicación.

Aquella tarde paso de manera tan rápida que solo hablamos de su novela, no tocamos otro punto más ni otro punto menos, así que después de ese día no lo volví a ver. El tiempo pasó, seguíamos trabajando a distancia sin vernos, lo había conocido pero el hecho de conocerlo me dio temor, tenía un catalizador para mis emociones, era una nueva puerta para mí, un mundo diferente y realmente interesante pero perturbador en todo su esplendor, era el infierno más hermoso que el cielo.

Un día de pura casualidad nos volvimos a encontrar en la cafetería, pero esta vez sin decirnos palabra alguna nos comunicamos con la pura mirada, esa vez el me manipulo de la forma más horrible posible, simplemente me levanté y lo seguí, tenía una especie de magia tan cautivadora que no se expresaba en su físico pero sí en su alma, aquella tarde nos fuimos a un bar, fue la primera vez que había sido participe en el alcohol desde que había llegado a la ciudad, ni por Lizbeth había bebido. Para aquel entonces la novela ya se había publicado, nuestra comunicación a distancia se había terminado pero eso me creaba una cierta nostalgia, yo iba a comenzar la charla pero él me gano la palabra.
-          Antes que nada, bienvenido a mi mundo, al lugar donde se ahogan las palabras y donde toman forma, sabes gracias a ti el libro ha sido un éxito, gracias por los consejos y por nunca abandonarme, a pesar de que es la  segunda vez que nos vemos, ya conozco tu alma y sé que no es tan diferente a la mía, es por ello que te considero mi amigo y yo sé que tú sientes lo mismo que yo.

Alzo la mano y pidió dos tequilas, el mesero los trajo y me dio uno.

-         -  Bueno, entonces ¡brindemos! ¡Por Hadys, por mí, por la novela, pero sobre todo por la vida!

Él se bebió todo de un trago, yo en cambio solo vi el vaso y entonces replique.

-          - ¡No puedes saber cómo es mi alma, no sabes lo que he vivido y por lo que he pasado!

Me miró de manera desaprobatoria, puso su vaso sobre la mesa y entonces hablo.

-         -  ¡Pido una disculpa!

Hizo una especie de reverencia y después sonrío.

-          - Debes de probar la libertad, mira a tú alrededor, mira arriba, mira abajo, mira por todos lados y en todos lados encontrarás vida.

Se levantó de su silla, se acercó a mí, tomo mi vaso de tequila y siguió hablando.

-  Debes probar la libertad, sino nunca sabrás que es la vida.

Me acercó el vaso, miré a mi alrededor, me dejé llevar por sus palabras, por el cual bebí aquel trago que me quemó la garganta, era la primera vez que bebía, la primera tarde en cual probaba la libertad que me brindaba Joaquín. Pero igual le cuestioné.

-          - ¿De qué libertad me hablas?

Él me miró con ironía pero aun así contesto la pregunta que le había formulado.

-          - Veamos Hadys, la libertad habita en ti, eres un joven atractivo que vive solo, tus ganancias son suficientes para tener una vida placentera, una vida llena de placer, observa a tu alrededor, hay mujeres que te ven, hay mujeres que te esperan, que esperan ser presas de tus garras y tú, tú solamente debes tomar el toro por los cuernos y vivir, vivir, vivir.

En ese instante sentía que su boca estaba llena de razón por el cual seguí bebiendo poco a poco hasta que el alcohol hizo efecto en mi cuerpo, esa sustancia que muchas personas beben realmente hacen que el alma se vaya y sea libre, pues yo aquella tarde fui tan libre que mi presa no pudo huir de mí, me la lleve a mi cuarto y disfrute del placer que Joaquín había mencionado, disfruté de la vida y de la libertad, me olvidé de todo lo que me había ocurrido, de todo lo que había pasado y deseche mi tristeza, la dejé arrumbada ahí con su suerte, con el poco éxito que podía lograr.  

Desde aquel momento pase de mujer en mujer y de cama en cama y de placer en placer, en ocasiones quería culpar a Joaquín por haberme tentado, por haberme manipulado pero no era la culpa de él, era mi culpa, eran mis acciones, mis pensamientos, mi realidad, y él, él solo había hablado al aire y yo había tomado esas palabras como algo celestial, me perdí, me hundí y no sabía cómo flotar, como nadar, o como salir de aquel abismo en el cual me encontraba. Conocí a muchas mujeres y con muchas mujeres terminé, nunca formalicé una relación y nunca me había vuelto a enamorar, había perdido hasta la mínima dignidad de mi ser.

Desperté de mi sueño y esta vez no estaba en el mundo del amor, más bien me encontraba en un panorama completamente diferente, descubrí que el hombre puede ser corrompido por su propia paz, por su esperanza y por sus sueños, entonces entendí que la libertad no la había tomado por el tequila, más bien era por el despecho de mi Eva, ya que el amor, la traición y el pecado iban de la misma mano y en ocasiones hasta se abrazaban, se acostaban y se penetraban. Y no importa que se conozca primero pues el producto de estas palabras siempre sería el mismo y nunca estarán separadas, entonces aprendí a purificarme y diferenciar las cosas con las cuales antes había vivido, aquel árbol me mostro el amor de pareja, la traición y el pecado, pero me hizo reflexionar sobre mi vida y de alguna extraña manera me sentía limpio, puesto que el amor es hermoso y pueda que haya amores no correspondidos, amores imposibles o inclusive amores prohibidos, pero el amor no importa cómo se categorice puesto que solo es amor y como amor es bueno, puro y simple, no importa si viene del norte o del sur, no importa si viene de otro país, de otra nación o de otro planeta, el amor en sí solo es amor, felicidad y libertad, el amor rompe barreras y crea campos llenos de naturaleza, no importa que el amor venga después de que te hayas tropezado con una piedra,  lo importante en sí, es levantarse y amar antes y después de una piedra, porque es lo maravilloso del ser humano con el cual se crea la humanidad, el amor con amor crea amor.

Al terminar mi razonamiento todo volvió a la normalidad, el árbol con las caras de Adán y Eva con la serpiente enrollada en sus cuerpos, la cerca y Karina afuera observando, todo aquello había terminado con la purificación de mi razonamiento. Comencé a caminar hacia la cerca para poder salir de aquel lugar, pero mientras daba pasos lentos pensaba en todo lo que había recordado y la manera en que me había corrompido, la manera en que todo lo había echado a la basura. Dejé de pensar y mire a Karina, podía ver en su cara nostalgia, preocupación y angustia, no sabía porque tenía esa expresión pero algo dentro de mí pensaba que su metamorfosis ya había acabado. Pasé la cerca y le miré, entonces inicié la conversación con un saludo.

-          - Hola…

Fue lo único que pude decir, pues aún no sabía si estaba enfadada, triste, feliz o enojada, realmente no sabía nada del estado de ánimo que representaba, pero ella no contestó, solo  me vio con esa mirada perdida y poco después se me lanzó hacía el cuello, me brindo un abrazo y solo escuché que dijo.

-         -  ¡Lo siento!

Aquellas palabras fueron sinceras que no pude evitar sentirme tan bien, aquel abrazo había transmitido todo su sentir y todo su pesar, de nuevo ambos cargábamos con el mismo peso como si fuésemos una pareja comprometida. Respiré profundamente su aroma y descubrí que olía a acre con una mezcla de canela, me sentí tan cautivado por su olor que las palabras salieron de la nada.

-          - Tu aroma me cautiva.

Fue lo que dije y cuando me di cuenta me sonrojé, ella no contestó nada, así que dejó de abrazarme y tomó mi mano, me jalo y me empezó a guiar hacia el penúltimo tipo de amor, caminábamos hacia la frontera de aquel mundo, era un lugar donde ya no había nada más, mientras caminamos me puse a pensar que la puerta del amor tiene un gran peso, es la base de todo ser existente y por ende implicaba una gran comprensión, lo peor de mi pensamiento fue que esta era la primera puerta cuando aún me faltaban trece más por recorrer.

Llegamos a la frontera y entonces más allá no había nada, solo era un vacío enorme, un acantilado sin fin, nos detuvimos y nos quedamos viendo, mirada a mirada, podía leer sus ojos y notaba la nostalgia, la tristeza, el despido de mi amada. A lo que ella dijo.

-         -  Sabes… Debo confesarte algo.

Miró el abismo que estaba enfrente de nosotros y siguió hablando.

-          - Esta es la última prueba en este mundo, haz conocido el amor de Dios, el amor de familia y el amor de pareja, jamás debes olvidar la existencia de esos amores, pero mucho menos debes olvidar el amor que encontrarás aquí, ya que todos son fundamentales. Pero el quinto amor no es una prueba, más bien es una búsqueda minuciosa que deberás emprender ya que yo soy el  quinto amor que tendrás que descubrir. Al principio no quería ser tu guía, no quería ni siquiera conocerte… Pero con el paso del amor te he conocido, te he identificado y te he descubierto, Hadys, ya no ocultes tu verdadera esencia y entonces me podrás encontrar de nuevo algún día…

No sabía si estaba muy deprimida, pero su voz era entre cortada y lo que me rompió completamente fue que empezó a derramar lágrimas, fue un sentimiento opuesto al de Soledad, pues Soledad lloraba por falta de amigos y Karina estaba llorando por falta de esperanza. Ella susurró.

-          - Solo seré un simple recuerdo…

Pensó que no le había escuchado y por ende le contesté.

-         -  No serás solo un recuerdo, eres más que eso y dudo que alguien más me haga cambiar de opinión, la afinidad que siento contigo jamás la volveré a sentir, pues eres estupenda físicamente, sentimentalmente, pero sobre todo eres un universo tan perpendicular al mío que has clavado la estaca del amor en mi cuerpo… Y pensar que el amor me llegó con un susto en el reflejo de un lago.

Ella sonrió y sus lágrimas cesaron, yo correspondí aquella sonrisa con otra. Ella se acercó tanto a mí hasta tocar con sus labios mi oído y me dijo.

-Te volveré a ver Hadys.

Se separó de mí y nuestros labios quedaron muy cerca más no hubo contacto, yo tome el impulso para besarla pero ella me detuvo poniendo un dedo sobre mi boca y dijo.

-          - Será hasta entonces.

Sonrió y dio un paso hacia atrás.

-          - Te deseo lo mejor en las otras puertas y lo mejor en tu futura vida.

Solo pudé afirmar con la cabeza, sonreí por última vez y camine hacia el abismo y antes de aventarme solo dije.

-          - Te prometo que de nuevo nos veremos, te prometo que te buscaré, te prometo que nunca te olvidaré.

Fue entonces cuando los pensamientos gobernaron mi mente, estaba al borde del abismo y todo lo que había vivido en aquel lugar me era tan hermoso, tan mágico pero al mismo tiempo tan efímero, veía interminable aquella maravillosa experiencia,  quizás jamás la volvería a ver.  Tomé la valentía necesaria y me aventé hacía el barranco. En aquel entonces una cuestión gobernaba mi cabeza, ¿qué es lo fundamental para amar?, realmente era un incógnita inquietante puesto que el amor debe surgir de algún lado, pero ¿de dónde? Paso un periodo para que me diera cuenta de la respuesta, recordé como el padre Orlando una vez dio un sermón en misa. Recuerdo muy bien las palabras que me retumbaron en mi cabeza.

-          - Para amar hay que amarse, puesto quien no se ama, entonces no puede dar ni recibir amor.

Fue cuando comprendí que el amor surgía de nosotros mismos y de nadie más, al razonar sobre aquello simplemente susurré.

-         -  ¡Gracias!

Le agradecía al padre Orlando, a Karina, a la puerta del amor, entonces la caída que había tenido hacia el abismo ya no era caída, era más bien un vuelo, me salieron alas y todo el miedo desapareció, se fue, se esfumo con el viento y yo estaba entre el viento, el miedo a la caída, el miedo al abismo, todo el miedo había desaparecido y yo había descubierto que el cuarto amor es el amor que se tiene hacia uno mismo, entonces ese amor te dota de alas y poco después te lleva al cielo, te lleva a nadar entre nubes, entre pájaros y libertad, sentía el sol más cerca de mí y así aquel lugar del amor se me hacía cada vez más y más lejano, cerré los ojos para sentir el viento y entonces de un momento para otro esa sensación desapareció…

Abrí los ojos y para mi sorpresa ya no estaba volando, estaba completamente en el cuarto del silencio, y desesperadamente busqué entre todas las puertas  la número I pero ya no estaba, había desaparecido puesto que ahora solo quedaban trece puertas. Ya no pudé volver a ver a Karina, pero la esperanza es eterna para los enamorados.




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