Besos
malditos.
Tus besos, tus
labios, tu lengua, la mordida que me quita el alma, y es que son tus labios los
que causan mi agonía, son tus fluidos colosales que terminan en la
inmortalidad.
Dios creo tus labios
para hacernos inmortales, creo tu alma para
refugiarme, creo tu cuerpo para sostenerme, pero eres tan inalcanzable como la
estrella de Belén que está en el fondo del mar, como mí alma lejana del cielo y
rechazada por el infierno.
Tus labios son
malditos para mí, pues no puedo vivir sin ellos y cuando los tiento, mi alma se
despedaza, se rompe, se marchita, se acaba…
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