Nunca te odie, es cierto.
Nunca te odie, es cierto.
Veo que te pierdo que te vas por el camino de mi derecha, que no
regresarás nunca más a estos brazos marchitos, a estos besos malditos.
Se nota que te vas contenta, allá te espera él quién supo
enamorarte con el instante y no con la conquista, aquel que quizás y
posiblemente tenga más respeto por lo divino que por lo cotidiano.
Pero nuca te odie, es cierto.
Te marchas a paso veloz y ya no veo la figura en tu vestido, te
desapareces como la niebla y solo quedan los recuerdos de aquel buen sexo, de
aquel imperfecto cuerpo, de aquella sonámbula relación.
Pero nunca te odie y nunca te
odiaré, aunque esos besos llenos de pecado le den de beber a otro, aunque esos
brazos llenos de brasas le den calor a otro, aunque ese sexo tan tuyo le de
placer a otro, nunca te odie ni te odiaré.
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