Me encuentro varado entre la vida y la
muerte.
Sembré la semilla a los ojos de Dios, sembré una esperanza, una
vida.
Germinó la semilla a los ojos de la vida, creció su tallo poco a
poco, lentamente con cada segundo, le salieron pétalos al igual que vivió con
espinas.
Era sabia con el polen, amable con los animales, podía estar con
ellos y darles un hogar, darles de comer o hasta darles de beber.
Ella siguió creciendo a los ojos de la vida, del arte más no de
la poesía.
Ella sin duda alguna me dio su aroma a rosa, sus botones de
vida, su calor de madre y ni una agonía.
Ella supo consolar mis noches, consolar mis penas, deshacer la
ira.
Rosa era una flor peculiar que tenía canas, arrugas y mucha
alegría, ella era una Rosa solamente una rosa en el jardín...
Pero ahora se va marchitando a los ojos de la muerte y se le
caen los pétalos uno a uno, y se cae mi alma poco a poco...
Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida bajo las leyes del copyright y decretos internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te hizo experimentar el escrito?