viernes, 2 de septiembre de 2016

Me encuentro varado entre la vida y la muerte.

Me encuentro varado entre la vida y la muerte.

Sembré la semilla a los ojos de Dios, sembré una esperanza, una vida.
Germinó la semilla a los ojos de la vida, creció su tallo poco a poco, lentamente con cada segundo, le salieron pétalos al igual que vivió con espinas.
Era sabia con el polen, amable con los animales, podía estar con ellos y darles un hogar, darles de comer o hasta darles de beber.
Ella siguió creciendo a los ojos de la vida, del arte más no de la poesía.
Ella sin duda alguna me dio su aroma a rosa, sus botones de vida, su calor de madre y ni una agonía.
Ella supo consolar mis noches, consolar mis penas, deshacer la ira.
Rosa era una flor peculiar que tenía canas, arrugas y mucha alegría, ella era una Rosa solamente una rosa en el jardín...

Pero ahora se va marchitando a los ojos de la muerte y se le caen los pétalos uno a uno, y se cae mi alma poco a poco...

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