Somos la
muerte.
Pensé en Dios.
Dios ¿por qué creaste la
muerte?
He aceptado que todo debe tener
un fin, que hasta el caramelo se disuelve en nuestra vida, ¿por qué llevarse a
los seres queridos?
Quizás si la vida fuera eterna, todo sería aburrido y no entiendo cómo es que
Dios soporte tanta aburrición, entonces no nos quiere, entonces es un asesino
que tiene como arma a la muerte y solo eso.
Hasta la flor más bella se
marchita, hasta la mariposa multicolor cae, no hay muro que resista ni castillo
que perdure, inclusive el alma se desgasta, ¿entonces de que me quejo?
Pensaba ahogar esta pena en
alcohol, pensar en el fin de un ser amado es peor que pensar que algún día el
arte se acabará, quizás la muerte sea el arte que jamás se ha comprendido u
entendido.
Pero ahora entre el lienzo de
la pintura y el teatro de esta obra podría haber un suicidio, un homicidio, un
genocidio. Podría haber muchas cosas y pocas circunstancias, pero este dolor es
fuerte, es denso, es viscoso.
Pero nos parecemos a la muerte,
somos iguales a ella...
Todo el día matamos algo, un
sentimiento, un alma, un humano, un insecto, una palabra, todo el día matamos
algo y siempre estamos solos y nunca estamos acompañados.
Me hablan del amor que he
disfrutado, el de pareja, el de madre, el de hermanos, pero este amor de
familia es el que me duele, el amor de abuela me está matando, tomaría un
cuchillo y me lo clavaría en la yugular pero inclusive eso no sanaría el dolor.
Por primera vez tengo miedo,
nunca antes había estado a punto de ahogarme, ahora me ahogo en mis propias
lágrimas, en mis pesares, en mis penurias, me ahogo lentamente y no encuentro
el último aliento para sobrevivir.
Entiendo que el amor de abuela
duele más que la muerte.
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