Poesía por la mañana no hace daño.
No hace daño empezar respirando, ni vomitar palabras al
acecho del humano.
Dulce, hermosa, arrogante y fiel a las ambiciones.
Que si quiere la luna la pisa, que si toma el sol se quema.
Testarudo, terco, necio que pide más sin tener nada, que
pide todo sin andar.
Siempre he sido hipnotizado por la sinceridad de mis
palabras, por mi inteligencia veras.
Y es que no cómo sino bebo, y no fumo sin respirar.
La poesía está en el aire y los humanos la contaminan.
Andan con sus cosas del día,
–también de noche- apurados por
la escuela, el trabajo, las relaciones.
Cruel anciano me ha saludado y me encomendó a Dios.
-Dios que es todo en la nada.-
Curiosa mesera ha visto poesía en mi cara, que sensatez la
mía inspirarme con canela.
Los humanos me estresan, la humanidad me estresa.
Andan jugando a la vida y la vida se les pasa por la entre
pierna, que lujuriosa poesía…
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