viernes, 12 de agosto de 2016

Aislinn

Aislinn


No entiendo si la vi antes por la calle caminando, por el parque sentada leyendo un libro o entre los salones meditando sobre el conocimiento.

Me atrajo su manera de expresarse, su mirada nítida, la sonrisa que cubre ese rostro cuando cae como pequeñas gotas el pelo por sus hombros, realmente no comprendo que me atrajo.

Pero ya la había visto, no sé dónde, ni cuándo, ni cómo.

Pero la había visto -creo- en mis más profundos sueños,  sueños de noche como sueños despierto, la había imaginado aquel último día de mayo cuándo mire al cielo,  porque uní cada punto de aquellos astros y su cuerpo y su cara y su mente ahí arriba estaban plasmadas.

Anduve como loco sin rumbo por su vía láctea y miré el sol que ocultaba su alma, miré la luna que ocultaba su pureza, miré más allá de lo que pretendía ver y me perdí en el laberinto de su habla.


Aislinn era el nombre de la musa que este poeta dibujaba.

Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida bajo las leyes del copyright y decretos internacionales. 

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