Quiero leer algo realista de ti.
Quiero leer algo realista de ti.
Aquellas
fueron las palabras que me inspiraron a crear una micro-novela, un cuento, una redacción, un poco de inspiración no
hace daño, al menos eso creo.
Una
selectividad muy eficiente de palabras, y mientras viajo comienzo a ver la
hermosura de la naturaleza.
Imagina
ir de copiloto, con la canción de What´s
up – 4 Non Blondes, -deberías escucharla cuando viajes-, a tu alrededor,
bueno, alrededor de la carretera muchos árboles, plantas, animales, ves el
color de la esperanza que rodea al mundo y el color de la sanación que
posiblemente yo necesitaré. Aquella canción transmite muchas emociones
encontradas y te inspira a tener una vida placentera, así quería mi vida, así
quería mi tiempo, pero se quedó en quería.
También
empiezo a observar el móvil de vez en cuando, para saber si aún estas molesta,
si por lo menos ya contestaste el mensaje, porque después de todo, que día el
de hoy, o el de ayer, o el de mañana. No lo sé, ya olvidé por completo en que
día me encuentro, pero sigo viendo la naturaleza y nuevamente al móvil.
¿Por qué no hablar de la naturaleza?
Sabes,
las cosas naturales son las que uno llega a valorar más, así como la magia de
esté Veracruz, así como las sensaciones que hoy manifiesto, así como sentí
aquello cuando te conocí. Algo natural me flechó aquel día, tú.
¿Qué si recuerdo la fecha?
Claro,
fue el lunes 11 de Julio, no recuerdo el año, en mi tiempo a veces un segundo
dura una eternidad y a veces los años son segundos para mí, pero anterior a ese
día ya te conocía, una vez te vi personalmente pero no me había sentido tan
pleno como el 11, otro día te vi en foto pero igual no me robaste el
pensamiento, en otra ocasión te apareciste espiritualmente en un sueño, -espero
no asustarte,- sí, de hace años que te conozco, inclusive entre mis escritos
del olvido hay un poema que se llama Te
conozco, sin conocernos. Fue escrito especialmente para ti, y cierto, al
final sí salimos por el café.
Te conozco sin conocernos.
Estas
cuando te necesito, eres la palabra que busco en el libro, el agua que busco en
el desierto, el viento donde alcanzo mis más grandes sueños, la taza de café en
mis desvelos, claro, no falta mencionar que eres un gato nocturno, la luna pura
o las flores dulces en primavera.
¿Acaso
te pertenezco o me perteneces?
No lo
sé, nunca lo he sabido.
Y es qué
no se sabe nada, no sabemos nada, ni nuestros nombres, ni nuestro andar.
Nos
mostramos en la oscuridad, sin conocernos nos conocemos, sin hablar nos
escuchamos, no te veo pero te siento, te siento cuando entras por mis oídos y
sales como palabras al asecho de un poema.
Me
acuesto contigo en la inmensidad de lo desconocido y compartimos el alma, como
si fuésemos uno, simplemente un cuerpo, un alma, un corazón. –Me voy a mudar de
alma, corazón y cuerpo cuando nos encontremos.-
Te he
conocido en lo sublime de mis sueños, estas presente en cada una de mis letras,
te veo andar por el centro rodeada de personas insólitas, a veces chocamos en
el metro o tomamos el mismo autobús, no sé, quizás la locura me evada como la
fiebre que me haces pasar en las noches que no me dejas dormir, no lo sé, nunca
lo he sabido. Y aunque haya pasado un
gran tiempo, aún te recuerdo…
No eres
un largo tiempo ni tampoco un gran espacio, no te aseguro que seas lo máximo o
algo perfecto, tampoco eres un todo ni tampoco la nada, solo puedo denominarlo
algo así sencillo como un instante, sí, naturalmente y sin complejidad alguna
eres un simple instante indefinido…
Ya sé
que te conozco y no me has visto, ya sé que me has visto sin conocerme… Pero…
¿Por qué no vienes con tu mirada prófuga, con tu cuerpo escultural y me dices con tu voz melodiosa?
“Te
invito a invitarme un café.”
Un
buen poema, y ahora me toca mudarme.
De
nuevo miro el móvil, y simplemente me ignoraste, siempre me ignoras, igual como
la bella naturaleza que ignora la vida, le es indiferente, no le causa problema
alguno, ni estragos, no le causa absolutamente nada, supongo que para ti soy
como el viento que en tardes tranquilas quieren mover el tronco de un gran
árbol, viejo y sabio árbol.
Imposible, ¿cierto?
Claro,
depende del ímpetu; a veces el viento es calmado y a veces el viento es demasiado
impulsivo, algo así como yo o como tú. Entonces, si el viento es calmado nunca
moverá el tronco, pero si el viento tiene motivación para luchar, entonces
hasta las raíces se moverían.
Es
tan incómodo escribir en el camino, y tratar de tranquilizarme con la
naturaleza, me abrumas el pensamiento irracional.
¿Cuándo pensarás hablarme de nuevo?
Cierto,
me pediste tiempo, quizás lo había olvidado, vuelvo a repetir, el tiempo en mi
mundo es irrelativo a la vida común.
Siento que la palabra irrelativo ni
existe. Pero ¿qué esperabas?, soy tan
irracional como las obras de Dalí.
Veré
de nuevo el móvil, y si no has contestado entonces escribiré hasta llegar a mi
hogar…
…
He
llegado a casa y no tengo respuesta alguna. Bueno, veamos, en el camino seguí
pensando en ti, lo que más me asombró fue cuando miré al cielo y estaba tan
estrellado que pensé que el cielo se iba a caer, se me derramaron algunas pequeñas
lagrimas –soy bien sentimental.- Fueron lágrimas sinceras ya que en el D.F no
puedo encontrar paisajes tan bellos como en Veracruz, aunque esos astros siento
que son el pensamiento de grandes pensadores de la tierra, quizás en aquellas
estrellas este tu pensamiento o este el mío, quizás ahí está la respuesta a
nuestra confusión, no lo sé, miré entonces a la luna y me di cuenta que me
sonreía, entonces también recordé tu mirada que me penetra, y al instante tu
sonrisa de coqueta, una sonrisa hermosa por cierto, tan tranquila, tan pura,
tan sincera, ni hablar de tu risa que es contagiosa, tanto tiempo estaré sin
verte que posiblemente pueda olvidarte, tanto tiempo estaré recordándote que
posiblemente no saldrás de mí.
Llegando
salí al pueblo, imagina un territorio de 6 por 6 calles, todo oscuro y mucha
flora entre las calles no pavimentadas, me sentía inundado por la soledad,
bonita y hermosa soledad que es perpleja ante los ojos de Dios. En ese pequeño
momento me olvidé de ti, pensé que eso sería imposible, pero no existen las
cosas imposibles en mi mundo, al menos no hasta este momento. El primer día y
ya han pasado bastantes pensamientos por mi pequeña cabeza, quizás te estés
aburriendo de leer esto, quizás estés espantada,
sorprendida, enojada, triste, quizás ahora si me quieras hablar o quizás no, ni
yo sé que pasará en un futuro, ni yo sé porque ando con tanta inspiración. ¡Qué
hermosa es la vida!
Te
mandaré un mensaje con la esperanza de que me contestes.
¿Ya ni siquiera podemos hablar por aquí?
Han
pasado algunos minutos y no he obtenido respuesta, no creo obtener respuesta
alguna el día de hoy, es muy pronto para que me hables, claro, después de la micro-pelea que tuvimos no me
sorprendería que me dejaras de hablar.
Aunque
si lo pienso bien, no sé realmente que detonó esos argumentos de lejanía, todo
iba bien, bromas como siempre, y al final ¡pum! Te habías molestado, hasta me
habías corrido, cierto, esta micro-novela
debería de empezar a tomar forma.
Recuerdo
aquel 11 de nuevo, tan mágico la manera en que nos conocimos, simplemente
hablamos de libro tras libro, los autores nos unieron, también hablamos de
cine, de teatro, hablamos de bastantes cosas, de mi película favorita que ya
habías visto, eso fue sorprendente. Ese día no te dije mi parte favorita de esa
película pero es la siguiente.
Medicina, leyes, negocios, ingeniería,
esas son nobles metas y necesarias para mantener la vida. Pero la poesía, belleza,
romance, amor, esas son por las que seguimos vivos.
Cierto,
El club de los poetas muertos sin
duda alguna no se equivoca, tengo todo eso, me faltas tú para completarme, pero
las piezas a veces no llegan a encajar. Ese día me ilusionaste con tus pequeñas
frases que dijiste al viento.
No te vayas. Me lo dijiste aquel día que me despedí de ti, vi en tus
ojos la esperanza de quedarnos juntos, la nostalgia de que eso fuera un hasta
nunca, pero regresé.
Sí, pero que no maten al gato. Me quieres vivo, bueno, en aquel momento me querías vivo,
no querías que mi curiosidad me matara, no querías tener un futuro o una vida
donde yo no apareciera, nos dijimos tantas cosas de manera indirecta, porque lo
directo nos causaba miedo.
Entonces
con esas palabras entendía que indirectamente nuestra historia, ya sea larga o
corta comenzaría. También pude descubrir que en tu mirada escondías un
sentimiento a lo desconocido, pude ver esa chispa que ambos ocasionábamos,
nuestras miradas impactaban a todas las direcciones posibles, te miraba, me
mirabas, después sonreíamos como locos que se transmitían emociones y sentimientos
con tan solo astros y constelaciones, simplemente éramos tan naturales, tan
únicos.
Ahora,
ya es casi media noche y aún no tengo respuesta tuya, posiblemente te mandaré
un saludo, una canción por pedrada y posiblemente no responderás, quieres tiempo,
ese tiempo es un insensato como yo,
al menos eso recuerdo que me habías dicho. Quizás en estos días te siga
recordando, quizás
en estos días te siga olvidando, pero por el momento, mi cabeza formula la
siguiente incógnita.
¿Piensas en mí?
Procuraré
que pienses en mí cuando te mande la canción Roma –Torreblanca y entonces quizás digas que este ser esta en todos
lados o posiblemente no está en ningún lado. No tengo plan, ni siquiera
estrategia, no busco nada, simplemente me dejo llevar como el viento, si tengo
mucho o poco ímpetu, es algo que no me preocupa, solo voy caminando y el tiempo
acomoda todas las piezas en su lugar.
Entonces
el Vámonos a Roma, lo cambiaré por
un…
Vámonos a Dinamarca.
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