miércoles, 18 de mayo de 2016

Capítulo 19: Hadys y la esencia de la vida.

De nuevo soledad.


Vi por última vez aquel cuarto del silencio y comprendí que había muerto en aquel accidente del tren, pero ahora a través de este cuarto había resucitado, una nueva vida, un nuevo principio, un camino hacia la esencia de la vida, el inicio de una gran filosofía. Comencé a caminar por todo el cuarto recordando todo lo que viví, todo el conocimiento estaba en mi alma y entonces llegué al extremo final del cuarto en donde pude recordar nuevamente al amor de mi vida, a mi felina, a mi purgadora de pecados. Podía sentir el final de mi historia, podía sentir que muy pronto estaría de nuevo en mi mundo, pero también sentí como el calor de la puerta del amor me abrazaba, escuché la voz de Karina musitar mi nombre, sentí su piel junto a la mía, sentía que nos mirábamos sin vernos, que nos hablábamos sin saberlo, sabía que ella era mi sincronía, mi musa, mi sueño, pero sobre todo mi realidad.

Había sentido la vida en Karina, había sentido como el amor se fundía con mis raíces, como el amor se había apoderado de mi alma, como aquella sensación me hizo cambiar gran parte de mí, estaba enamorado, completamente enamorado y así fue como me despedí de ella, me despedí en silencio, pensando completamente en ella, erradicando mis pecados y fortaleciendo mi base, la base para hacer grandes cambios en la vida. Solo pude decir entre sollozos.

-         -  ¡Adiós mi amor, adiós Karina!

Vi la puerta por la que había entrado y me dirigí hacia ella, mientras caminaba las lágrimas salían, todo era nostálgico en aquel tiempo, eran recuerdos fuertes y una buena vida, llegué a la puerta, la miré, pude sonreír pues ya había acabado gran parte de mi prueba y podía salir, pero entonces una incertidumbre se clavó en mí, la última puerta seguía opaca y eso solo significaba que no había superado la última prueba y eso al mismo tiempo provocaba que posiblemente no podía abrir la puerta de la salida. Entonces me cuestioné.

-         -  ¿En qué estoy pensando?

Mi temor se fue como la nieve en plena primavera, todo mi miedo se desvaneció, así que tomé la manija y abrí aquella puerta, gracias a aquella acción todo de nuevo cambio. Sentí la naturaleza sobre todos mis sentidos, por un momento pensé que estaría de nuevo en mi mundo, pero de nuevo me equivoqué, realmente estaba en el lugar de los dos enormes árboles. Di un paso para salir de aquella puerta y al instante la puerta se cerró dejando atrás el cuarto del silencio, en el momento que la puerta fue cerrada escuché el sonido de algo que se rompía, miré a mi alrededor, pero no encontré nada y entonces un fruto rojo se impactó contra el suelo, miré hacia arriba y todos los demás frutos caían, así que comencé a correr para alejarme lo suficiente de ese árbol, los frutos seguían cayendo creando un líquido rojo y espeso sobre la tierra, poco después comenzaron a caer las hojas, luego las ramas y así hasta que también el árbol se vino abajo ocultando completamente la puerta.

Me detuve a observar completamente aquella destrucción que no me daba tristeza, más bien me daba plena satisfacción debido a que lo aprendido nunca se debe de olvidar, sabía que la puerta del silencio seguí ahí en algún lugar completamente intacta. Algo capto mi interés, había un punto inerte que brillaba mucho, ese punto se encontraba en medio del escombro así que me dispuse a caminar lentamente, la curiosidad me mataba y caminé con cautela, a algunos cuantos pasos llegué y entonces observé que ese punto brillante no era más que una semilla que apenas germinaba.

La semilla era común color café, pero tenía una vértebra color verde como la esperanza que tiene cualquier ser para sobrevivir, alrededor de la planta tenía un destello color dorado que significaba la riqueza que uno puede llegar a alcanzar, tanto resplandor me llamo la atención que me acerqué para tomarla, pero entonces una voz ya conocida me dijo.

-          -Un nuevo ser vendrá a cruzar la puerta de la muerte. 

 La voz venía detrás de mí, era la voz triste de Soledad y sin voltear le respondí a su afirmación.

-          - Entonces en su momento podré ver los frutos de esta semilla.

Volteé y ahí se encontraba ella con su aura depresiva, pero también sobre su rostro se dibuja una sonrisa sincera, realmente yo también sonreía pues había logrado un avancé en mi vida. Entonces ella comenzó a caminar hacia mí y dijo.

-         - Te ves más alto, más grande, más feliz, realmente me sorprende que hayas aprendido tanto en tan poco tiempo.

Yo respondí.

-          ¿Cuánto tiempo ha pasado?

- Era una incógnita que aún no respondía. Contestó.

-         -  En tu mundo dicen que el tiempo es relativo.

Llegó hasta mí y siguió hablando.

-         -  También la amistad es relativa.

Nos abrazamos, fue un abrazo de esos que se dan las personas que se extrañan mucho, de esos abrazos que aportan calor y confianza, entonces no separamos y siguió la plática.

-          -Ya no eres el desesperado que conocí.

 A lo que contesté.

-         -  Ya no eres la deprimida que deje.

Suspiró.

-         -  Ya no puedo estar deprimida, ahora tengo un amigo.

Sonreí y repliqué.

-          -Y yo tengo una soledad bien acompañada.

Me tomó de la mano y entonces comenzamos a caminar hacia el árbol de la sabiduría que había cambiado completamente, aquel árbol que había visto todo viejo, anciano, acabado, ahora era un árbol joven sin fruto alguno, pero con muchas flores de diferentes colores, aquel árbol se veía feliz y con placer a simple vista. La soledad era parte de mí y yo era parte de ella, comenzó a explicarme brevemente.
-          
- Cómo te dije, te llevaré a la salida.

Lo dijo de manera burlona.
-  
       - Ya era hora… Aunque aún no me quiero ir.

Replicó.
-      
-    -Entonces te tendré que correr.

Río.

-          - Entonces tendré que escapar.
-          
-No puedes escapar de mí porque siempre te encontraré.

Esta vez señaló el árbol y siguió hablando.
-          
-Ese árbol de allá tiene todo el conocimiento que has obtenido de la esencia de la vida, ese árbol tiene la última puerta que tendrás que abrir para ir a tu mundo aunque este también es tu mundo, esté pertenece a ti, así como el de allá fuera.

Sonreí de nuevo y le contesté.
-
-          - Lo acepto, entonces… ¿Te veré de nuevo?

Nos detuvimos y ambos miramos aquel gran árbol, de ahí respondió mi cuestión.
-          
- Todo depende de ti.

Volví a interrogar.
-         
-  ¿Cómo?

Ella me miró con alegría.

-          -Algún día lo sabrás.

No quise indagar más así que solo pude decir.

-         -  Bueno, entonces fue un gusto haberte conocido. Supongo que este es el adiós de una hasta pronto y no de un hasta nunca.

A lo que ella volvió a repetir.

-         -  Todo depende de ti.

Nos miramos de nuevo, nos abrazamos de nuevo y al mismo tiempo musitamos las mismas palabras.

-         -  ¡Gracias!

Ambos nos comenzamos a reír como locos, al momento de despedirnos pude sentir sus labios sobre mi mejilla, y su mejilla en mis labios, pero entonces una cuestión más se formuló en mi cabeza.

-         - Una última pregunta.

Ella respondió.

-         - Dime

Cuestioné.

-         - ¿Me recordarás?

A lo que ella contestó.

-         - Eso…

Me le adelanté y respondí por ella.

-          - Depende de mí.

Caminé hacia el árbol de la sabiduría, entonces me percate que la misma chica que me dio la bienvenida fue la misma que me dio la despedida, esta vez ya me estaba sintiendo en mí mundo, esta vez sabía que el final estaba próximo. Llegué a la puerta de la sabiduría y esta tenía unos detalles muy llamativos. La puerta era de madera normal con decoraciones muy surreales, estas decoraciones empezaban desde el centro de la puerta que fue lo que más me llamo la atención porque decía lo siguiente.

-          - Hadys

Estaba escrita con letra cursiva y bien definida, todo eso me hizo sonreír por el cual me llené de alegría y satisfacción por haber llegado tan lejos.
Tomé con valentía la manija de la puerta y con una gran determinación la abrí, era la hora de entrar en aquella puerta.




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