martes, 10 de mayo de 2016

Capítulo 18: Hadys y la esencia de la vida.

De principio a fin.

Frente a mí estaba la última puerta, suponía que era la del obstáculo más complicado y eso creaba un enigma en mi cabeza, pues no sabía si correr y superar la prueba rápido o esperarme y tomar la prueba con calma, esa puerta inspiraba temor. Lo primero que hice fue levantarme, sacudirme y así después observar el cuarto del silencio, el fin de mi travesía.
Podía recordar cada aprendizaje que tuve en mi estancia, podía recordar cada prueba superada, empecé a caminar y en cada paso que daba fui mencionando el nombre de cada prueba.

-           -Amor
-         -  Lujuria
-          - Envidia
-          - Sinceridad
-          - Gula
-          - Pereza
-          - Caridad
-          - Avaricia
-          - Soberbia
-          - Arte
-          - Ira
-          - Ciencia
-          - Vida

Esas eran las trece puertas que hasta el momento había superado. Di el último paso y entonces estaba enfrente de una puerta totalmente blanca, en la parte superior estaba el número XIV, era una puerta sin símbolos, sin nada en especial. Tenía miedo de no superar la prueba y quedarme ahí por siempre, entonces tome la valentía suficiente, di media vuelta y entonces musite.

-         -  ¡Gracias!
Esta vez el cuarto del silencio no hizo eco, sonreí y de nuevo miré la última puerta. Me preparé para tomar la manija, pero antes de que mi mano llegara a la manija, las demás puertas aparecieron y todos sus símbolos se mezclaron con la última puerta para formar el nombre y el consejo de la prueba.

-         -  La puerta de la muerte.

Seguido de:

-         - El fin es el principio.

Al terminar de leer me dio mucho miedo, quería correr, pero para ese entonces ya estaba dentro de la puerta y ya no podía hacer realmente nada. El territorio era completamente blanco y no había nada que me hubiese parecido a la muerte, estaba solo entre tanta tranquilidad, me serené un poco.

Entonces una primera señal surgió, de pronto todo lo blanco se pintó de colores formando así un bello paisaje. Y unas letras se dibujaban que decían.

-         -  Disfruta el paisaje, nunca saldrás de la muerta hasta que llegue el principio.

La segunda señal fue una voz angelical que decía.

-         -  Música, sigue tu camino aún abra tiempo para conocernos.

Estas dos frases me alimentaban pues aún seguía vivo.
La tercera señal vino en forma de olor, podía sentir la fragancia sobre mi nariz, olía a naturaleza, realmente olía rico, olía a muerte en su divinidad.
La cuarta señal la pude sentir sobre mi lengua, sentía el sabor de la dulce comida, de los dulces, del aire, sentía el sabor de la vida en mis pupilas gustativas.
La quinta señal fue presentada sobre mi cuerpo, empecé a sentir el aire, el mar, el calor, el frío, sentí el roce de otra piel, sentí la sensación que eriza la piel.
Esta puerta me había mostrado lo maravilloso que es la vida, la manera en que debemos contemplarla, que la vida se siente con la piel, se huele con la nariz, se saborea con la boca, se habla y se ve, que la vida no es solo tiempo de respirar sino es el instante en el cual uno está viviendo. 
En esta puerta realmente no conocí la muerte, pero si tuve la esencia sobre que es la vida. De repente el cuarto se volvió completamente oscuro, me asuste, pero poco después se pintó de muchos colores y al instante se pintó de nuevo y esta vez me encontraba en el cuarto del silencio.

Comencé a reír pues había aprendido mucho en aquella travesía y ya estaba llegando a su fin, todas las puertas estaban transparentes menos la puerta de la muerte, esa seguía opaca porque aún no era mi tiempo de morir.



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