A tu
partida.
Una noche fría de invierno,
un café en la cocina, mi cama vacía, y entre sabanas la tristeza, el reproche,
la soledad.
Camino en dirección al
espejo, me miro directamente a los ojos y me pierdo en mi oscuridad, veo los
recuerdos caer sobre mis hombros, el cansancio en los lustros, la esperanza en
mis labios.
Pasa el tiempo y yo
envejezco, las canas son la desgracia que experimenta mi aura, el odio me
consume y el amor se fuga, me duele el pecho y busco el corazón, y me doy
cuenta que estoy vacío, estoy incompleto, soy un ser inanimado, un muñeco, una
quimera, soy peor que un humano, me sigo mirando al espejo y me veo muerto, me
veo sin vida, el cigarro me ha consumido en la esquina, el alcohol ha destilado
mi lengua, y pasa el tiempo y yo muero.
Muero desde su partida,
desde la soledad entre sabanas, en lo último café, en el sorbo de la vida y en
el abismo de la muerte…
Y es que duele tanto como el
reflejo del implacable espejo, me matas, me asesinas con el tiempo.
-Poeta Irracional.
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