sábado, 30 de septiembre de 2017

A quién corresponda.

A quien corresponda.


No sé escribir una carta formal con palabras decoradas en los altos rangos del escritor, pero sé, bueno, quisiera saber muchas cosas.

¿Por qué cuándo amanece pienso en ti?

¿Por qué cuándo anochece pienso en ti?

¿Por qué a cada momento pienso en ti?

Y no lo sé, soy como aquel niño que apenas entiende los números, que apenas descubre las palabras, que quizás, apenas comienza a escribir, y entonces ¿qué escribo?

Debería de escribir que me encanta el canto de arpía que posees, pero te sentirías insultada porque pensarás que las arpías son malas, la verdad es que no, son hadas que están en los bosques cuidando que ningún humano corrompa la virginidad natural, ¿entonces qué sucede? Quisiera que sucedieran bastantes cosas, pensar no lo sé, no pensar, quizás, pero te sueño, te siento, te extraño, sí, te extraño como la luna extraña el sol desde hace siglos, desde antes que existiera Dios.

¿Sabes?

Me he puesto a hablar con el Diablo sobre tus tentaciones, sobre tus vicios, él quiere corromper esta vana ideología que tengo sobre el amor de ti, sobre ti en el amor que me falta a mí, y me sigue diciendo cosas al oído y yo le hago como Beethoven, me hago el sordo para evitar palabras necias, otras veces salgo con todos los Dioses de todas aquellas religiones, me pregunto, les pregunto, nos preguntamos a todas horas, a veces ni siquiera me dejan dormir por todos los susurros y murmullos que entre ellos conspiran para derrumbar mi imperio utópico que reina sobre mi cabeza, sobre nosotros, al final, siempre lo consiguen, algunas veces, la mayor parte del tiempo, charlo con la muerte, me dice que pronto tocará tu hora, pero le pregunto ¿cuánto es pronto?, y el responde que el pronto es una palabra meramente inexistente al tiempo, que podrían ser segundos, que podrían ser largas eternidades, pero no me preocupo, tengo una vaga idea de que hacer el día que mueras, moriré también algún día, y seremos energía convertida en espíritu y estaremos en el mundo dando vueltas por siempre, quizás ayer no te tuve, quizás hoy tampoco, pero puede que quizás mañana sí.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde el último adiós?

¿De la última palabra?

¿Del último abrazo?

¿Del último beso?

¿Del último escrito sin dirección ni remitente alguno?

¿Cuánto tiempo pasará para volverte hablar?

¿Cuánto tiempo pasará para volverte a ver?

¿Cuánto tiempo pasará para estar de nuevo en el pasado y aprovechar más ese tiempo que estuve contigo?

Porque estando contigo, o estando conmigo, entiende, estar contigo es descubrirme, es saber quién soy, a dónde voy o de dónde vengo, porque estar contigo, es estar en mi alma, es estar en mi cuerpo, es conocer mis rumbos, es conocer mis horizontes, quizás pienses que estoy un poco loco, pero siempre lo he estado, tú me has vuelto loco, tú me has dicho loco, y yo soy una obra de arte creado por ti, y tú eres la Diosa que yo siempre pedí, contigo cometería pecado, contigo me iría al fin del mundo y al inicio que es más terrorífico que el final, porque en el inicio nace todo, porque en el inicio se rompe el cascaron y abrimos los ojos por primera vez, y somos grandes filósofos desde pequeños porque nos cuestionamos todo, y todo nos abruma, y todo nos sorprende, quizás, no lo sé, quizás nunca lo he sabido, pero cada pasó que doy en tu ausencia, se me figuran algunas letras sobre las grandes avenidas de mi gran México, otras más aparecen en la naturaleza, ¡Oh! ¡Mi Dios! ¡Naturaleza! ¿Sabes de la magia que hacen los duendes, las salamandras, las ondinas y los silfos? Hacen magia que no creerías, hacen magia en el amor, y yo te sigo amando, y te seguiré amando, al menos, eso creo. No te puedo asegurar que mi amor sea eterno, porque nada es eterno, pero al menos sé, que te amo en este instante, en este momento, en esta pequeña escritura que no tiene dirección alguna, con estas palabras quiero decirte ¡Hola! ¡Adiós! ¿Cómo estás? Pero el destino es malo y quizás estas palabras nunca lleguen.

¿Sabes una cosa más?

Deberías de contarme, deberías, porque yo solo sé de ti y te abrumaría de todo lo que sabemos, se escaparía el alma, se iría a un panteón cercano y moriría para siempre…

A quien corresponda… Porque ahora ya no sé, ni a quién me dirijo.


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