viernes, 14 de octubre de 2016

Mar, capítulo 9: Mar.

Mar.


Entonces me vuelvo a levantar sin saber absolutamente nada de ti, no has contestado ni un mensaje, ni los contestarás, pero de todas maneras te daré los buenos días como de costumbre, y entonces vuelvo a rectificar que no sabré nada de ti y que no te importa ni un carajo mi sentir, pero dicen por ahí que la esperanza muere al último, no sé qué debería creer, en caso de que sea cierto, entonces sabré que la esperanza será eterna aún después de mi muerte.

Hace algunos siglos mientras escribía esto, fui al mar, y realmente me encantó, fue como estar en Mar, sin darte cuenta, sin permisos ni restricciones.

¿Te has preguntado porque te reduje el nombre a algo tan natural?

Posiblemente has pensado que solo soy una persona floja que le cuesta decir Mariana, pero luego escuché que te decían Mary, pero para mí aún seguía siendo largo, así que de cierta forma tienes razón, soy una persona floja que te quiso llamar de una manera especial, Mar. Esta explicación es la única que valdrá la pena y puede que sea la única verdad, no te platicaré del día, ni del clima, ni de los pensares, ni nada de ese índole, esta ocasión solo hablaremos de ti, miraremos con mis ojos a aquella persona especial, y espero, realmente espero que no sean tan malos los lustros.

El mar, la mar, realmente no hay un género que lo defina ¿no crees?, pero Mar está bien definido, está en todas partes, y está tanto en mi vida como en mi muerte. Es tan complicado escribir en la playa, el viento golpea tanto mi cuerpo como las hojas de este cuaderno, el calor es incandescente y se nota que se oculta como tus sentimientos, y yo me oculto de bajo de una palapa, el sudor me escurre por la cara como aquel cuento de Solo Veracruz es bello, y entonces entre la nada y el todo que me rodea, volteo a ver el mar y es como si observara tus hermosos ojos, y es ahí cuando los silfos, las ondinas, los duendes y las salamandras conspiran para que no seas solo una micro-novela, sino más bien seas poesía.

Mar.

Hace tiempo que te conocí sin saberlo, apareciste allá en lo profundo cuándo era niño, y marcaste con un color rojo este hilo que cuelga de mi meñique a tu meñique, fuimos almas gemelas en otra vida, en otra circunstancia, en otro tiempo, en otra era, en otra muerte, y fuimos absolutamente irrompibles.

¿Qué nos sucedió?

Se deterioró el sol, la luna y todos los astros. Pero ahí estabas tú, tan prófuga de la tierra, tan misteriosa como el mar, escondida entre las olas, entre aquel efecto sonoro cuándo chocan, y ahí estabas oculta en el silbido del viento, y prendiste la llama que nunca me abandonaría, pero hasta yo cometí errores de creencias.

Y te observaba día a día, te veía lentamente como se mira la naturaleza, y estaba completamente loco, bueno, loco siempre he estado. Pero Mar, eres tan mar de pies a cabeza, de horizonte a horizonte, de polo a polo, estas tranquila y serena como si fuera agosto, y a veces tan desesperada y molesta como abril o diciembre.

Pero ni tu ni yo sabíamos que mayo nos había unido, ni que julio nos había fortalecido, y es que eres el agua que purifica mi alma, el fuego que calienta mi cuerpo, el viento que limpia el corazón, la tierra que me abraza cuando no estas ausente.  Y es que eres mar de día como de noche, miedo impredecible a lo desconocido, temor de naturaleza, y es que no los conozco, pero me aterran los oscuros secretos que guardan, perplejidad para el alma, para el cuerpo, para la ausencia.

Mariana, Mar, hoy estoy aquí y tu allá, pero mañana ya estaré allá ¿pero tú?, no lo sabré, porque el mar no se toma, ni se conquista, ni se tiene, ni se ruega, ni se gobierna, ni se ata, y eso eres tú, Mar libre que va de océano a océano, de mar en mar, de costa a costa, y es que eso eres tú, una ninfa sin igual, una chica, una mujer, poesía, novela, pero sobre todo eres vida dentro de la mía…

Mariana, Mary, Mar… Eres un miedo más que yo.
  
Después de haber escrito el poema me metí al mar, el miedo me gobernó, estaba dentro de algo desconocido, de algo misterioso, el miedo me abrumaba como lo haces tú, y entonces un Dios del mar me hizo abrir los ojos y pude identificar varios factores de los cuales no me había percatado.

El mar y mi Mar es uno mismo, y es que mientras uno nada, es como estar en los pensamientos de ella, el agua tiene vida al igual que tus ideas, fue así como llegué a sentir que viajaba sobre tus fluidos cerebrales, pero la corriente no me permitía avanzar, era como tu necedad testaruda, y fue así como las olas me arrastraban hacia la orilla y terminaba raspado por la arena, y recordé las palabras de una gitana que hace tiempo había conocido, un amor gitano escondido en amistad.

Nunca vayas en contra de la corriente, el destino tiene solo un flujo y si te opones a él, terminarás peor que antes del hoy.

Y fue así como me introduje de nuevo al mar, y fue ahí cuando supe que era mejor ir a tu corriente, a tu ritmo, a tu tiempo, a lado tuyo, a lado mío, con tranquilidad y paciencia posiblemente lo lograría, al menos cuándo me tranquilicé en el mar, me sentí uno con él, yo era el mar y el mar era yo, yo quiero ser Mar y que Mar sea yo. Para ser uno en una misma dirección, hacia una amistad especial y así poder crecer, crecer, y seguir creciendo, porque para ello nos conocimos, para conquistar ideas, pensamientos, para conquistar la felicidad que nos pertenece y que nos espera ahí a lado de la banqueta.

El tiempo lo decidirá todo…

Quisiera acostumbrarme a esa frase y creérmela, pero es mejor ir a favor de un corriente que tratar de llevar la contraria. Trato de imaginar en estos momentos tu rostro, quizás sea de espanto, quizás estés sonriendo, no lo sé, pero estoy seguro que me estas juzgando, pero ni modo, es mejor lanzarme al vació y morir en el intento o volar, a estar ahí al filo del barranco observando que puede pasar. ¿Te lanzarás?, así podríamos morir los dos o los dos volar.

Al haber terminado mi escrito en la playa, volteé y entonces el sol me deslumbró, observé el mar y le dije un hasta pronto, como aquel hasta pronto que aquel último día nos dimos, solo que sé que el mar me esperará y tú, bueno, Mar es más complicado que la naturaleza.  

Mar, es cierto, haz acabo conmigo, mira, eres como un tsunami, llegaste a la bahía de mi sentimiento y sin pensarlo dos veces me derrumbaste, me quitaste del camino, me tiraste a un lado, hiciste añicos mi ego y el orgullo, y me limpiaste tanto el panorama que descubrí, la hermosura de una ilusión, lo terrible que puede ser la realidad pero sobre todo, la incertidumbre en los días, la añoranza de verte mañana o pasado, o dentro de un siglo, los celos que carcomen los pensamientos, recuerdo que una vez me dijiste que los celos eran una manera bonita para expresar el amor, de cierta manera no estoy a favor, pero de solo pensar que tu corazón le puede pertenecer a otro, me enfermo, me pongo un poco celoso o un mucho celoso, es algo que nunca he comprendido, nunca me había pasado, al menos no después de haberme engendrado con la espiritualidad, y es que tú hasta mi espíritu te robaste, lo profanaste y ahora aquí me tienes como un loco sin causa escribiendo cosas a su amada.

¿Qué si tengo celos?

Posiblemente, no lo sé, pero es que nunca antes había sentido algo tan mágico como esto, y no me refiero a los celos sino al amor, al sentimiento que surgió dentro de mí aquel día que me fue grato conocerte, y es que nunca antes me habían construido y destrozado, nunca antes me habían hecho percatar sobre la vida,  pero tu llegaste Mar, tanto de día como de noche, tanto de marea alta como de marea baja, entonces uno se da cuenta que también el impacto afecta algunos puntos inertes, aquellos puntos que nadie había visto, hasta que llega alguien desconocido y ¡pum! Te da en la debilidad que desconocías, me hice vulnerable ante ti, me tragaste en tus misterios, me enseñaste los miedos que agobian el alma, y entonces la persona equivocada comienza a escribir sobre el Mar, y habla de ella como si la conociera, pero no conoce nada, solo siente, solo manifiesta las verdaderas emociones, y te percatas que las dejas ir, que se abrigó en la esperanza olvidada, que ya no tienes retorno y tú no hiciste absolutamente nada para impedirlo, ¿por qué deberías de impedirlo?, sí, solo veías y observabas como se destrozaba, como le dabas una muerte sin resurrección, lo llenabas de atributos que él no merecía, pero ¿de qué se queja?, después de todo y ante todo, la vida siempre será injusta.

Mataré el amor sincero de una persona.

¡Claro!, ¿cómo si se encontrara un amor sincero en toda la vida?, y ¡pum! Decidiste borrarle de la faz de la tierra, bueno, de tu tierra, porque no es lo mismo un todo que un nada, ¿me entiendes?, yo a veces ni sé que ando escribiendo, y pues mi tierra la tienes conquistada, ¿por qué hablamos de tierra?, regresaré al tema anterior y ¡sabes!, sí, tengo celos de no poder lograr ser tu amigo, tu mejor amigo, o algo que vaya más allá de mis expectativas en contra de las realidades, y de nuevo me nacen los celos, ¿sabes?, no son bonitos. Porque los celos te comen el alma como si fueran bastantes hormigas, esas hormigas creadas desde mis sombras, te pican aquí después por allá, y así poco a poco hasta acabar con tu sensatez, con tu control, con tu perfección, ¿te das cuenta Mar?, todo tiene sentido, eres tan mar que nunca te secarás, que nunca podré olvidarte, que nunca podré decir de nuevo nunca, y es que Mar, eres más que solo océano, eres infinito, pues eres un ser que no fue creado y no puede ser destruido, un ser que solo se transformó en letras, en una micro-novela, en poesía, en esperanza, en vida eterna como un Dios o como una Diosa, entonces me tendrás que decir con tu voz de sirena, con tu voz de ninfa, con tu voz de hada, con tus ojos de sol, de luna y de estrellas, con tu cabello de ángel que forman cascadas naturales por tu espalda, y entonces me tendrás que decir que en realidad no me quieres en tu vida, deberías de matarme para siempre y así no volvería a buscarte, pero me tienes en duda, me tienes en un sortilegio que se aferra de cierta manera a lo imposible, di que no te importa nada de lo que eres para mí, pero dímelo de manera sincera, que sea tu decisión, no de tu familia, no de tus amigos, no de tus conocidos ni de los desconocidos, que sean realmente las palabras salidas de tu corazón, no de tu cerebro ni de tu sensatez, que sean del sentimiento, quiero que el odio o el amor, el rencor o la felicidad, la alegría o la tristeza me destrocen el corazón, porque quiero que un sentimiento puro me parta en mil pedazos como si fuese un relámpago. Y te lo digo, porque alguna vez me dijiste.

No quería romperte el corazón.

Y ahí comprendí que aquellas palabras, no eran completamente tuyas, alguien se había apoderado de tus ideas y de tus principios, alguien había implementado en ti un mecanismo de reacción. No eran palabras de Mar, aquellas letras fueron de una impostora que solo quiso romper la ilusión pero fracaso, y las palabras sinceras que quiero escuchar saldrán cuando termines de leer todo esto, comprenderás que el corazón habla de manera diferente, más sincera y más directa y más cruel, entenderás que el corazón cuando escucha transciende y manda señales de vida, de miedo y señales de algo que llamamos amor.

Es por ello que los escritores no escogemos a la musa, la musa escoge adecuadamente a su escritor, y tú me has escogido a mí, pero puedes negarlo, levantar un tribunal y juzgar que estoy loco, ¡claro que lo estoy!, y entonces cuando entiendas con el alma lo que he escrito, entonces para aquel momento posiblemente yo ya no estaré en tu camino, o posiblemente sí estaré esperando, pero no lo sé porque el tiempo es inexacto, pues recuerda que un día puede ser un año o un instante, y un segundo puede ser una eterna duda como esta semana, entonces dudo que pueda durar una eternidad esperándote, en sí, cuando entiendas la esencia de Mar entonces comprenderás que el amor no siempre se forja con el tiempo, deberás entender que a veces las personas se conocen sin conocerse y entonces que el amor a primera vista ni siquiera existe, que más bien es amor a primera palabra, pues aquel 11 de Julio del año que pasó, que viene, o en el que estoy, aquel día todo se comprobó, pues eran los corazones quienes se hablaban, quienes se entendían, quienes conspiraban para una nueva adaptación, porque eran libres y justos, pero cuando los corazones no se hablan, entonces ocurren catástrofes como el último día que nos vimos, donde la sensatez y el pensamiento racional ocupan un lugar en el lenguaje, eso se lo puedes dejar a científicos o a personas que no amen el momento o el instante, pero nosotros somos personas sentimentalmente emocionales, debemos siempre hablar con el corazón. Y de nuevo recuerdo cuándo tomamos café, aquel día cuando de nuevo los corazones se hablaron, aquel día que ocurrió todo de manera impulsiva, miradas prófugas, tomados de mano sin que Dios nos viera, las palabras directas al corazón, las indirectas de dos almas que querían ser una en el mismo camino, todo ocurrió de manera inesperada, y eso era simplemente el amor, esa era la unión que teníamos sin haber tenido tiempo para conocernos, y entonces…

¿Te da miedo la velocidad?

Debería darte miedo de pensar tan racionalmente, las personas que apenas conociste y que te hacen sentir muchas sensaciones deberías tenerlas a tu lado, no alejarte, no irte, porque los mejores momentos de la vida ocurren a lado de personas que aman la vida y la muerte, porque la vida y la muerte son dos fieles amantes que no pueden vivir separadas, siempre van juntas a todos los lugares, sin vida no hay muerte, sin muerte no puede haber vida.

Bueno, esta noche te mandaré la canción Arena y sal – Supersubmarina, comprenderás, claro si la escuchas, que esa canción es apta para la ocasión, creo que al final aunque no quería aceptarlo, aunque mi orgullo en un principio se aferró a no aceptarte por la edad, ahora, sí, ahora me doy cuenta que realmente me gustaste, que realmente me impactaste tanto que una pluma termino derrumbando una estructura que creía formidable. Esta vez moriré ahogado en Mar y quizás unos días después pueda resucitar, o quizás unos días después de verdad haya desaparecido en la profundidad de sus sentimientos… ¿Me salvarás?

Entonces cantaré el coro de la canción con lágrimas y felicidad en mi rostro…

Ríos que van a parar siempre al Mar volverán, somos igual no te quiero volver a perder, solo quiero estar dónde tú estés…

Creo que nos unirá el destino de nuevo, creo que siempre tengo razón pero posiblemente esta sea una de mis primeras equivocaciones, entonces lanzaré una moneda, si sale águila, volaremos por los aires cada quien por su camino, si sale sol, entonces nos alumbrará el camino para poder estar juntos de nuevo como aquellos días.

Lancé la moneda y vi como el viento conspiraba para la mejor respuesta, para el mejor juego de azar que hace tiempo no jugaba, entonces el destino, Dios, Satán, la vida y la muerte se mezclaron para dar la respuesta a una incógnita sin pregunta… Cayó…

 Sol

No podrás negar la emoción al terminar de leer esto, pero…


¿Sonríes? 


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