La amo…
La amo cuando está a mi lado haciendo la tarea, cuando se
pierde al horizonte, cuando piensa que la vida es injusta y no se da cuenta que
la injusta es ella con la vida, pero me gusta, me gusta a cada momento, a cada
instante, cuando mueve esas caderas, cuando mueve esos hombros al ritmo de un
gusano parlante que escala como alpinista sobre la cordillera de un amor, la
amo, me encanta, me fascina, me hipnotiza con esos bailes de hula-hula, me
quedo perplejo cuando toca su piano, cuando se transporta a otro universo donde
solo habita ella, donde no la encuentro, pero es libre, y me gusta, y la amo, y
me encanta, en la cama cuando hacemos el amor sin pudor alguno, en las
posiciones para no caer en la monotonía en la cual ambos huimos, somos prófugos
de una cárcel de amor y el verdugo es un futuro que es inapropiado para los
principios o para el presente que estamos viviendo, pero me gusta, la amo y me
encanta, porque sonríe de oreja a oreja y es sincera, porque miente y se
convierte en otra para fugarse conmigo en la primera estrella que encontramos,
porque ella es completamente un sueño hecho realidad o una realidad hecha un
sueño de fin de semana, o de entre semana, la amo, me encanta, me fascina, es
tan perpleja, tan compleja, es mi ciencia, mi religión, mi osadía, la amo, me encanta,
me fascina y no paro de gritarlo, de escribirlo, porque ella me llena, me
vacía, me succiona, me teletransporta a los suburbios de sus recuerdos, pero
ella sufre al igual que yo, pero ella ama al igual que yo, pero ella vive
conmigo y yo vivo con ella, porque ella es mi muerte y la vida misma, porque yo
solo soy un sendero en el cual cruza, por el cual camina, soy el sostén de sus
pechos, soy la tanga de sus nalgas, soy esas piernas firmes que avanzan hacia
los sueños, hacia las metas, pero la amo, me encanta, me fascina, me gusta,
poco a poco y lentamente como las letras sobre un papel, como el poema que
nunca hice, como la colección que nunca tuve…
La amo, me gusta, me encanta, me fascina, porque es ella,
porque llora, porque grita, porque es feliz, porque es triste, porque se
enfada, porque se enoja, porque al tocar sus manos me comparte un cachito de
aquel cielo que nunca tendré, porque cada vez que mira se pierde como yo me
pierdo en ella, y también me pierdo entre sus piernas, y ella se escapa entre
los suspiros que da, y la amo, me encanta verla, como saca un lápiz, un color,
una goma, como sonríe cuando me le quedo viendo, como se sonroja, como le da
pena, pero me gusta, ¡carajo!...
Estoy enamorado y ella no se da cuenta, y ella no sabe
nada, pero Mar, Mary, Mariana…
Nunca me cansaré de decirte que te amo, que me encantas y
me fascinas, y tomar tus labios y besarlos, y tomar tu cuello y besarlo, y
tomar tus pechos y besarlos, y tomar tus caderas y besarlas, y tomar tu cintura
y besarla, y tomar tu sexo y besarla, y tomar tus piernas y besarlas, y tomar
tus pies y besarlos, porque eres mía desde el cabello hasta el pie, y yo soy
tuyo desde la poesía hasta la ingeniería…
Te amo, me encantas, me fascinas y es que eres todo eso
que siempre soñé aunque no haya soñado absolutamente nada.
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