La
virgen que llora
Procedí a adentrarme al local donde se
encontraba la isla sirena.
Daniel había huido, había
escapado, no quería ver a su sirena, no la odiaba, no le guardaba rencor, sin
embargo, la amata tanto que no podría soportar perderla una vez más…
El local siguiente era un lugar ensueño,
regalos alrededor de él,
curiosidades, había desde simples muñecas hasta abstractos obsequios, desde lo
más bajo, hasta lo más cultural, aquel local resguardaba la alegría de los
clientes que llegaban a comprar, aquel lugar era una capilla para las personas
que se iban a confesar, en aquel lugar se encontraba una virgen que llora, una
señora de la vida con temor a la muerte, una falsa suegra para Daniel, el local de los sueños perdidos,
esperanza muerta e ilusiones falsas le pertenecía a ella, ella era Úrsula de la sirenita, ella era la princesa ya envejecida, y los años pasaban y
para ella aquellos años eran peso para los hombros, aquellos meses eren
energías gastadas, aquellos días perdidos una arruga más en la vida, y sentía
que era eterna porque se cuidaba de más, pero a veces sentía que se moría ya
por las supersticiones de la realidad, vivía la vida y agonizaba en la muerte,
rechazaba la muerte y le daba la bienvenida a la vida, nunca se supo porque
lloraba, nunca le había conocido como tal, para mí era una desconocida, una señora más perdida
en la filosofía de la existencia, ella existía y luego pensaba.
Antes de entrar, de llegar ahí, debía de
mantenerme bien, debía de recobrar la cordura, preparar mi psique y penetrar en
los pensamientos de aquel local, disfrutar de la divina vida que soportaba.
Entrar en aquel local era como entrar a un
país más, con artefactos decorando los senderos por donde el cuerpo pasa,
entrar en aquel lugar era como entrar a otro mundo, había seres de todo tipo de
material, había alucinaciones hechas realidad, miraba hacía un lado y los
caminos tomaban vida, lamentablemente los cuadros estaban vacíos pero llenos de
muerte, de ausencia, en los cuadros se plasmaban las fotos de los enamorados,
los recuerdos, los momentos mágicos con cual la vida pasa, eso era la vida, eso
era la magia de poder guardar aquellos instantes en pedazos de papel, en papel
que nunca llegarán a desaparecer.
Volteaba al otro costado y se veían esos
mágicos artefactos que los escritores ocupaban como recipientes de drogas, tazas
para la cafeína y plumas para la inspiración, armas surrealistas para la
muchedumbre anónima de escritos furtivos hacia la amada osadía, más allá en la
otra pared había productos para la hechicería, fragancia de todos los sabores,
para el estrés, para el dolor de cabeza, para la angustia, para la
inteligencia, para el noviazgo, para la fortuna, para la vida, para la muerte,
para la meditación, para la dieta, para aquellas plantas
mágicamente medicinales, todo aquello pertenecía al habito espiritual y
llegaban brujas en sus escobas último modelo, llegaban brujas gordas, flacas,
granosas, ancianas, jóvenes, de repente alguna hada llegaba a caer. Muchas
brujas de cuentos de hadas y otras más de no cuentos de hadas, compraban todo
aquello que vendían, compraban con la esperanza de provocar el efecto
necesario, el instante, la hechicería quizás fue el más cotidiano pero
significativo lugar de venta.
También había globos de todos los colores,
tamaños y formas, esos globos que almacenaban sueños para irse volando hacia
los horizontes más inhóspitos de la humanidad, había diversos factores para ir
al local, la compra de aquellos artículos de regalo.
¿Por qué
la gente regala?
Quizás sea pura vanidad o aprecio, quizás
solo no encuentra en que gastar el dinero, a ciencia cierta y con errores es
algo desconocido, es algo que la sociedad no sabe interpretar o juzgar, la
sociedad es un complejo sistema de tuberías donde no sabes que válvula abrir o
cerrar, o quizás sea mera imaginación mía.
La señora de aquel lugar era completamente
joven entre las ancianas, completamente anciana entre las jóvenes de edad
media, y con la sonrisa de oreja a oreja, de muela a muela, desconocía su
nombre, nunca me di la oportunidad de entrar ahí, pero su alma se veía triste como aquella
virgen que lloro sangre, en cambio, esta lloraba penas, angustia, dolor, ella
lloraba pasión que se desangra con el pozo de los días, con lo inolvidable de
la pasión, casa y teniendo dos hijos, una chica y un chico y un esposo
responsable, pero ella era algo desconocido, de realeza alta, austera,
inteligente, astuta, original, de surreal todo lo contrario, ocultaba toda su
realidad bajo la máscara que tenía, ocultaba toda la verdad bajo la falsedad
que proclamaba.
Y es que la gente falsa o que se creen algo
más, abundan en cada esquina de la vida, puede que lo hagan de manera
consciente, puede que lo hagan con sus personas internar, no hay como tal una
naturaleza elemental para explicar estos casos, pero existen, ahí están, algunos
hacen daño y otros más asesinan.
Al menos aquella virgen de la vida galante
tenía lágrimas y sollozos de verdad, le veía y me radiaba lastima, la dejaba de
ver y ya no radiaba nada, a veces no sabía si lo que decía, lo que expresaba
era real o una mentira más, una falsedad más, no lo sabía, pero existía esa
posibilidad remota de que no hablara con la verdad, y estando en ese local las
mentiras se apoderaron de mí, de los maniquís, de los objetos en exhibición,
era todo un entorno infame a la reciprocidad de los hechos cometidos, era yo en
un complejo de fantasía, no había nada de más, había menos.
Daniel seguía oculto, perdido en
la depresión, en la inseguridad de sus pasos, teniendo miedo de
caer cuando caer puede ser el siguiente paso para volar, y él no quería volar, al menos no en este momento.
Sebastián
rugía
como un dragón, iba de una habitación a otra, de un local a otro, sin decir
palabra alguna, solo teniendo aquella cara de disgusto, sin amabilidad, sin ser
amigable, él era una fechoría más,
una estabilidad más de los compuestos químicos.
Juan ultrajaba las faldas y
las mini-faldas de las señoritas, observaba los pantalones pegados a la figura
de las Diosas que existen en el olimpo.
Agustín paseaba de lugar en lugar buscando el inicio y
el fin de su existencia, en ocasiones se acostaba sobre la banqueta y dibujaba
sobre el cielo diversos lienzos de arte, en otros más dibujaba OVNIS o
cualquier otro tipo de ser, él sabía
que creía en todo, él nunca negó el
conocimiento abstracto a la gente semilla, en otras ocasiones, se sentaba a
observar como pasaba la gente, entre esas horas distinguía sonrisas, miradas, formas
de caminar, pensamientos y se pasaba las horas categorizándolas, quería conocer
esa parte de él que no conocía, pero
era absurdo que todo aquello que desconocía lo abrumaba, pero a su vez también
se sentía realizado de buscar respuesta en el conocimiento ignorado de la
gente, quizás de todos nosotros era el desconocido, pero el más feliz
disfrutando de la única vida proporcionada por Dios.
El otro ser que nunca se presentó, él, que nunca supe su nombre, aquel ser, aquella persona solo se
mantenía sobre mi sombra, a diferencia de Agustín
que estudiaba la humanidad, él me
estudiaba solamente a mí, no podía ver sus ojos pero su presencia me decía
todo.
Al adentrarme en aquel nuevo continente de
regalos, el mundo giro de manera frenética viéndome caer sobre el piso del
local.
La virgen preocupada se levantó a ayudarme y
preguntó.
- - ¿Estás bien?
Me levanté y contesté.
}
- - No lo sé.
Y realmente no sabía si me sentía bien. Solo
recordaba poco de cómo fue que llegué hasta ahí, aquella virgen siguió
preocupada.
- - ¿Seguro?
Le respondí.
-
¡Sí!
Ella observo mis ojos y dijo.
- - ¡Lo siento!
Yo todavía aturdido por todo lo que había
pasado pregunté.
- - ¿Por?
Realmente el día de hoy habían llovido muchos
lo siento, sin saber realmente que era lo que sentían.
Ella contestó.
- - Por lo de mi hija.
No pude responder nada al instante, ¿por su
hija? Pero, yo nunca había conocido a su hija, inclusive era extraño saber que
tenía una hija cuando ella misma era la virgen, solo que le haya sucedido como
le sucedió a José, cuando le dijeron que el Sancho se llamaba Espíritu Santo. Al
ver que me confundía con alguien más musité.
- - No te preocupes.
Ella pensó que aquellas palabras eran por su pésame,
pero realmente no era así, era para mi alma, para mí porque no sabía que estaba
ocurriendo.
Y de repente todo de nuevo colapso.
Quizás hasta aquí habían iniciado y
finalizado los sueños, quizás hasta aquí llegaría la esperanza como ultima isla
del gran tesoro que resguardaba el Kraquen
o algún ser mitológico que
custodiaba la octava maravilla del universo o posiblemente no custodiaba nada
porque era un ser egoísta que solo se preocupaba por ella misma y aquellas
lágrimas que algún día cayeron eran para simular que era humana, cuando
realmente era lo contrario, una arpía más, una bruja, un demonio, un ser
manipulador que creía salirse con la
suya pero nunca pudo salir porque no había santos ni seres celestiales, solo
humano capaz de identificar el fraude personal, pero no siempre fue así, nunca
fue de esa manera, al principio yo creía en ella y sentía que me ayudaba a
combatir el ciclón, yo quería a la sirena para mí y ella era el trinche de Neptuno, pero no pasó nada, ella solo
quería a su hija para ella, ella solo quería tenerla, manipularla para hacerle
su muñeca favorita creada a su semejanza, ella solo utilizaba a la gente, ella
solo la manipulaba para sentirse bien, para sentirse superior, porque su linaje
se siente superior como el dicho, “Dale poder al indio”, y así fue como ella se
crió, nunca pensó que había gente más inteligente, gente que de verdad era
culta, inmune a las manipulaciones y lavado de cerebros, es por ello que ella
lloraba para ocultar el verdadero dolor que sentía, la falta de dinero.
Para ella era tan importante el dinero, la
fama, el ser reconocida, que despertaba y dormía para ello.
Nunca me ayudó con el corazón, solo me
utilizo y fui una pieza más de su ajedrez…
De nuevo era yo, de nuevo recuperaba el
control.
- - ¿Seguro que estás bien?
Rompí a llorar y ella me abrazó, pensó que
lloraba por su hija, pero realmente lloraba por la frustración, por no lograr
entender este universo, esta miseria de vida que tenía, me introdujo hacia la
banca acompañante, me sentó y de la nada.
¡Zas!
Estaba en el mismo lugar, pero con el vago
recuerdo, recuerdo de las palabras de virgen que vendía las falsas esperanzas.
- -Yo era joven al igual que mi hija, al igual que tú un chico quería
conmigo, posiblemente 6, 5 o 7 años de diferencia, el rango de edades no
importa cuando estás enamorado, él era todo para mí.
Lo conocí en la zona
deportiva de mí localidad, él estaba con su amigo todas las tardes jugando al
tenis, su amigo me pegó con la pelota de tenis mientras yo jugaba volibol, cada
tarde, a partir de ahí me molestaban, yo era más sangrona de lo que soy ahora,
así que nunca les pasaba la pelota de tenis, me hacía de rogar, me gustaba que
me buscaran, yo era tan bonita, tan joven, con un buen cuerpo, y es ahí donde
iniciaba la osadía de mi vida, es ahí donde comenzaba la historia de amor. Un día ambos me
acompañaron a tomar el transporte que me llevaría a casa, el padre de la
filosofía y el amor de mi vida eran indiferentes, una incógnita más de la
ecuación sin resolver.
Volví al presente.
Estaba bien y ella, la virgen, solo se me observaba,
no sabía si durante un segundo, una eternidad o una eternidad duraba realmente
un segundo, no sabía si contenía la absoluta confianza de que era lo que estaba
ocurriendo o porque motivo ocurría aquello, lo único de lo que podía estar
completamente seguro, es de que la vida no es tal cual como pensamos, unos
piensan que la vida es fácil y les resulta que es difícil, otros más piensan
que la vida es difícil y resulta que es fácil, yo opino que la vida no tiene
sentido alguno ni para ingenieros, médicos, científicos, filósofos o Dios,
nadie, quizás la vida sea un lecho más a la aproximación de la muerte.
Uno voz me susurró al oído.
- ¿Por qué la gente guarda secretos?
Yo no tenía secreto alguno que guardar, de
hecho me desconocía, no tenía nada que guarda, solo era una persona más en este
mundo que también está de más, y quizás así sería por el resto de la vida y
quizás así sería el resto de mis anhelos, ahora debía de verificar de qué
manera pertenecía la aristocracia en todo esto, ahora debería de saber hasta
dónde podría llegar o hasta donde llegaría después de dar tantos pasos, porque
desconocía las normas por el cual está regida la vida, la mente e incluso la
divinidad, quizás los secretos que guardaba sean ocasionados por el mismo
sentimiento del amor, para protección de otros o de uno mismo.
Suspiró y en los suspiros apareció de nuevo aquellas
partículas del ayer…
Ella siguió hablando de los recuerdos sobre
la historia de quién fue el amor de su vida.
- - El tiempo pasa demasiado rápido, tú estás enamorada de ella y ella,
bueno, tiene novio y no sé realmente que es lo que siente, cuando tenía su edad
anduve con el padre filosofía, tiempo después anduve con él y duramos bastantes
años, con él me escapé, con él tuve mis arranques de celos, con él me celaron,
no era la persona más bella, pero era un hombre de la moto, el hombre del cual
me enamoré y perdí completamente mi virginidad.
Y es cierto, muy cierto…
El amor nos vuelve locos, el amor no hace ser
seres discapacitados en el elenco dramático de la vida, el amor le llega a
pocos y es lo más efímero que existe, el amor lo vio Daniel en ella y por ella se perdió…
De pronto el pensamiento fue interrumpido por
Sebastián, como siempre metiéndose en
los momentos más inoportunos.
- - ¿El amor? ¡Ja!, basta de engañarte, basta de engañar a las personas de
que el amor rompe fronteras, peor aún, de que el amor existe porque no existe,
porque el amor realmente es una falsedad más de los poetas y de los escritores,
una falsedad más de la obra de Dios. ¿Ya pensaste en lo que te
había preguntado? ¿Por qué crees que Jesús tuvo tan buenos discípulos? Es hora de que sepas la
verdad, es hora de que descubras los actores detrás del telón. Jesús de
Nazareth, así lo llamaron, él era una blasfemia más de Dios, sí, predijo amor a
diestra y siniestra, predijo a todos los lados, desde el norte, hasta el sur, desde
el oeste hasta el este, él profano el cuerpo de bastantes mujeres, no solo
acabó ahí, también estuvo con bastantes hombres, hirió a gente que lo quiso, se
sentía supremo, irrompible, inalcanzable, después de todo tenía de dónde sacar
esa soberbia, era hijo de Dios y ser el hijo de alguien con tanto poder te
proclama ser un Junior, él tuvo el poder absoluto de salvación, al menos eso
dicen los rumores de los hechiceros de que se había perdido gran parte de su
vida, pero esa fue una mentira más conjugada por los apóstoles, Jesús se había
fugado con la primera puta que encontró, y lo único que mencionaron en todo el
libro falso de la Biblia, María Magdalena la prostituta de los suburbios, la
anfitriona de las ventajas entre las piernas abiertas y los bultos sostenidos
por la fuerza contraria a la humanidad, ¿aún piensas que el amor mueve el
mundo?, es falso, Jesús estuvo experimentando durante toda su vida, realizó los siete pecados capitales, fue un
glotón de país en país, de ciudad en ciudad, inclusive tanta fue su avaricia
que del agua creo el vino y la hizo su bebida favorita, el vino
de gran fruta fermentada en la dicha de la divinidad, y eso aún no es todo, aún
falta explicarte muchas cosas más, pero el humano prefiere ignorar la verdad
que saberla.
Sebastián
se fue,
se desvaneció.
Era curioso, el tiempo y su relatividad, la
relatividad con el tiempo, mis recuerdos eran efímeros e instantáneos, la mamá
de la amada de Daniel me veía
fijamente.
- - ¡Siento mucho que mi hija te haya tratado así!
No entendía porque me proclamaba aquellas
palabras, no entendía que debería de hacer, ¿qué deberíamos hacer? ¿A dónde
llegaríamos? Mis pensamientos divagaban, en ocasiones hablada con la señora, en
otro más me perdía en mis pensamientos, otros más venían en forma de recuerdos,
pero la mayoría del tiempo me sentía perdido…
A veces el humano piensa que lo mejor es el
dinero, la fama, el sexo, muchos tienen ese pensamiento vago, ese pensamiento
banal que va de una calle y pasa por otra más, pero así eran las cuestiones que
volaban con el viento, que se quebraban con un simple destello, porque todos
aquellos placeres no fecundaban una base para sostener la gran estructura, en
cualquier momento el temblor podría derrumbar la osadía de un plagio en la
pareja, y así el tiempo pasado y yo me enamoraría más de ella, y ella se hacía ausente
en mis hemisferios, mi cerebro se reseteaba, mi cerebro se fugaba de la idealidad, se iba
hacía donde estaba ella pero ella no estaba, ella quizás estaba con el horrible
tritón, no lo sabía, nunca me hubiese gustado saberlo, porque el saber es bueno
pero mata el alma poco a poco, y poco a poco el alma revive, yo prefiero ser un
loco enamorado, ignorante de la vida y con la esperanza de la muerte. Yo me
había vuelto loco por ella, pero no cause el mismo efecto en ella, había sido
uno más en la lista, una lista en la cual yo no figuraba, quizás era ficticio y
no existía.
Volví a ser yo, me encontraba muy confundido,
tantas emociones mezcladas, tantos sentimientos…
De repente me encontraba en un momento más,
en la casa de aquella señora y su hija sobre mi brazo, una pizza y más comida,
de repente yo no existía, de repente nadie existía, entonces dormía a su lado y
de nuevo se desvanecía como la noche a la mañana, como el humo del cigarrillo
que nunca fumé.
Ella habló.
- - Sigue con tu camino.
Y de pronto aquel local se volvió un camino
para mí, y la escuchaba a ella en un recuerdo más.
- - No me casé con el amor de mi vida, dejé que se fuera lejos, que nunca
volviera, deje que el pasado me gobernara, dejé que todo se convirtiera en
recuerdos, y de pronto, fuimos polvo que nunca se volvió a mezclar, ¿sabes cuánto
duele perder un amor?, nada, solo es un dolor, una sustancia que se agota con
el tiempo, una labor que no se repite, es cierto, me casé con un hombre
responsable y que siempre trata de recordarme quién soy, que trata de
sorprenderme, y me enamoró, me dio unos maravillosos hijos, pero él nunca fue
el amor de mi vida…
Volví al presente, seguía mareado y
atormentado por todo lo que estaba ocurriendo en aquellas memorias.
- - El amor ¡bad!
Era Sebastián.
- - Perdón.
Era Daniel.
Era
solamente un caos más en esta pequeña existencia, mi mente giraba y giraba, el
local hacía metamorfosis, la salida se alejaba pero se hacía más grandes, y la
virgen lloraba lágrimas de sangre, por la vida frustrada que siempre tuvo, que
nunca jamás podrá recuperar, me levanté de inmediato, corrí de manera errática
hacia la salida, tropezando, tirando los objetos de mi alrededor, la salida se
me hacía infinita, la virgen quería detenerme, veía a Sebastián riéndose, veía a Juan
mirando a las chicas de la calle, veía a Agustín contemplando la vida, veía a Daniel llorando por su
amada, y me veía a mi huyendo de la vida…
-
Salí de la manera más
fortuita, yo…
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