jueves, 15 de diciembre de 2016

La avenida, capítulo 1: Un mortal sueño en una dulce pesadilla.

Un mortal sueño en una dulce pesadilla.



Todo comenzó con una simple cuestión, así comienzan las historias de verdad, aquellas que te hacen pensar sobre cómo se comporta la vida y la muerte desde un preámbulo diferente desde donde observamos. Aquella madrugada la incógnita era.

¿Te has preguntado de qué están hechos los sueños?

Esa pregunta se podía responder de dos maneras, una desde el punto de vista de Agustín porque siempre andaba metido en mi cabeza, y otro desde el punto de vista de esta persona que soy a veces. Pero siempre me encuentro desorientado, a veces olvido el tema principal, el hilo de lo que digo y es ahí cuándo Agustín se mete en mis cabales y distorsiona todo,  a veces no recuerdo ni en qué día estamos de la semana, año o mes, a veces todos los cables de mi interior se enredan y ya después uno quiere acomodarlos en su lugar, pero no se dejan, bueno, tampoco se pueden acomodar porque siempre buscan la manera de estar desarreglados. Así es, Agustín es parte de mí y yo soy absolutamente parte de él.

Aquella mañana mi respuesta a aquella incógnita fue sencillas, muy simple como yo.

Yo creo que los sueños están hechos de partículas que provienen de algo que no conocemos.  ¿Me explico? Es decir, ¿qué hace diferente un sueño de una pesadilla?, ambos cosas son ilusiones que provienen de nuestro pequeño universo que llamamos cabeza, pero siempre como en todas las ciencias y en toda las cosas de la vida, tratamos o intentamos categorizar todo en bueno o malo, cuando esos sentimientos son sumamente relativos al pensamiento de cada universo, por lo tanto; cada universo tiene sus propias leyes, sus propias reglas, sus propios puntos de vista. En ocasiones Agustín piensa que los sueños o pesadillas, realmente no importa cómo se llamen, son una realidad alterna con respecto a la línea temporal en la cual vivimos, es cómo si un universo tuviese otros universos sin estar dentro de otra cabeza, sino de una misma.

¿Te imaginas eso?

Si la teoría de Agustín es cierta, entonces tendríamos dos vidas en una, una vida consciente de lo que hace, y la otra inconsciente de lo que hace, pero la pesadilla también es otro punto importante y se debería tomar como una vida más, por eso usando la Aritmética de manera certera, serían tres vidas en una, de manera análoga nos convertimos en Jekyll y Hyde.

Eso de las ciencias nunca fueron tan exactas para mí, ni para él, ni para nadie, solo que la gente a veces se obsesiona y ve un pie más de gato cuando solamente tienen cuatro.

Dulces sueños, pesadilla terrible, la gente sino lo dice al menos lo piensa. Agustín piensa también que las pesadillas son ocasionadas por los demonios internos que tenemos, que por la manera en que vivimos y la manera en que no nos  purificamos nos abruman en otros universos, yo no pienso igual que él, yo no lo creo así, más bien si tengo que hacer un debate con Agustín, tendría que decir que las pesadillas surgen de fantasmas del pasado, de cruces que nunca fueron enterradas, de todo aquello que alguna vez anhelamos. Son todos aquellos sentimientos que creímos haber olvidado, surgen de nuevo o de nuevo surgen, resucitan porque están atados a nosotros, son como la rosa hermosa con espinas que se encajan en cada parte de nuestro cuerpo, nosotros también nos atamos a ellos, las abrazamos sin importar el dolor, sin importar sangrar, nos aferramos a esos sentimientos que nunca dejamos ir, se impregnan en nuestras raíces y nosotros sujetamos las de ellos. En ocasiones cuándo se quieren arrancar no podemos, se aferran a nuestra alma con tal precisión que si las obligamos a ir, nos moriríamos, sería arrancar nuestra alma de un cuerpo vacío hundido en el pasado, sentir aquella emoción de desapego sería mortal para cualquier ser que piensa que la vida es tan sencilla y simple como respirar.

¿Qué tiene de bueno un sueño con respecto a la pesadilla?

Según Agustín dice o piensa, que el sueño es bueno y te deja descansar, te eleva por las montañas y tú disfrutas de esa maravilla. Pero yo no opino lo mismo, la verdad, yo creo, pienso y digo, que se descansa más cuando no se sueña, y lo mismo ocurre con las pesadillas, en ocasiones llegan a ser buenas porque no se sueña, pero al final cuándo convivimos con ellas se disfrazan de sueños y después descubrimos entre sus entrañas que fuimos timados para la pesadilla que se ocultaba.

Sí, ahí viene la pesadilla o el mal suelo o el sueño negativo o un sueño mortal, como lo quieran llamar, pero ahí se ve la pesadilla en lo profundo de la noche, se rodea de grandes y frondosos árboles, también se escuchan los gemidos de alguno u otro animal, en ocasiones susurran cosas irreconocibles, entonces nuestra pesadilla se siente a gusto en ese panorama, para él, eso es el paraíso. Pero no se conforma puesto que es nuestra vida en otra dimensión, y ahí va al acecho de tus cruces, ilusiones y esperanzas que apenas surgen o que nunca surgirán, es por ello que corre hacia su armario negro y rustico, lo abre lentamente para olfatear el dulce olor de un terror inminente, depresión e ironía se mezclan como flores al lugar, él, toma su traje de sueño de muchos que tiene acomodados por día, año, mes, e inclusive por edades, porque a cada edad la pesadilla es diferente, y a cada día los temores van cambiando. Se ajusta su traje y se lo pone adecuadamente, como los lobos al ponerse el traje de ovejas, o las ovejas al ponerse el traje de lobos, porque la mayoría rechaza disfrazarse de ovejas negras, como que el color no les apetece o el racismo no les permite colocarse algo que en realidad no tiene que ver ni con el color, ni con la apariencia, si no con el pensamiento. Una vez disfrazada la pesadilla, se ajusta bien la esperanza jamás tenida, se adentra entre tus sueños, entre tus ilusiones, en tu felicidad, y lentamente precavida se va hacia el rincón dónde tu fortaleza radica, y al darte la vuelta, él encaja su arma mortal sobre todo tu cuerpo, te saca un ojo y la mitad del otro, te escurre la sangre lentamente porque ya no puedes ver nada, y la sangre escurrida rodea tus labios, impregna tu cuerpo, y no tienes a dónde dirigirte, ni a dónde escapar, él ha hecho de las suyas. Aquello que en algunos instantes deslumbraste como algo bonito, hermoso y perfecto, ahora todo se metaforismo en algo tenebroso, horripilante y desgastante.  Poco después, la pesadilla se quita su disfraz para dejar al desnudo su sensual cuerpo, sin ninguna cicatriz, tan bello como las esculturas de Grecia, y es ahí cuando te das cuenta que las pesadillas se alimentan de nosotros, que su juventud, que su belleza es aquella absorbida mientras nosotros soñamos con pesadillas disfrazadas de sueño, por eso no son diferentes, porque una encaja encima de otra y otra encaja encima de una, procreando día a día situaciones inevitables en las vidas paralelas que padecemos.

Es constante todo esto, nunca me pondré de acuerdo con Agustín, no somos compatibles, no encajamos tanto como los temas que debatimos, pero debemos estar juntos, aunque realmente somos desconocidos, no sé de qué color tendrá su cabello, tampoco sé si es moreno o blanco o naranja o arcoíris, no sé absolutamente nada de él, otros dicen que nos parecemos mucho, que somos como almas gemelas, pero yo ni a los otros conozco, solo sé que sus voces son inconfundibles es por ello que a cada uno le he puesto nombres diferentes, me di cuenta de Agustín y de los Otros, desde que tengo un cierto porcentaje del uso de razón… Cierto porcentaje que ni yo he podido manejar.

Pero mi razón siempre me traiciona como el sueño o pesadilla que tuve hoy…

Cuando uno se encuentra en esos universos paralelos se olvida de todo, se olvida de este mundo que en ocasiones lo llamamos real, pero realmente ¿cuál es el verdadero? Es una cuestión que ni los grandes científicos se han planteado o siquiera han sabido responder. En ocasiones cuando estamos en aquellos mundos paralelos nos percatamos de que es una mera ilusión, un superfluido que nos orienta hacia un destino permitente de deseos inhóspitos. A veces la ilusión se vuelve realidad, y hoy creí en ella…

Al inicio mi sueño era fantástico, se imaginan un hermoso sol resplandeciendo a lo lejos, la brisa del mar golpear tu cuerpo y sobre todo aquel mar tan puro y cristalino frente a ti, fue sensacional experimentar aquellas sensaciones en el subconsciente. Lo que no me esperaba es que ese sueño fuera realmente una pesadilla, pues así como el traje de oveja, el mar se quitó su traje de serenidad y después se transformó a una rebeldía natural, así actúa la naturaleza realmente, pero en aquel sueño el cambio fue brutal. Todo el panorama se nubló, no había sol, no había brisa, solo eran las grandes olas y yo, el mar me quería tragar, me quería consumir y poco después quería escupirme en la muerte. Pero mi astucia o mi inteligencia o mi conocimiento o lo que sea fue mejor, fue más sensata, fue algo simplemente maravilloso que cambió la existencia de aquella ilusión a realidad, me había dado cuenta de que era un sueño y que ese mundo lo podía manipular, como se manipulan las grandes cosas dentro de una sociedad, tomé la valentía de moverme y entonces coloqué la mano sobre la arena, y de la nada ya había congelado todo lo que estaba alrededor de mí, inclusive había congelado absolutamente todo el océano, por primera vez en sueños podía ser un super-heroe, de esos como los que hay en DC. Ya una vez el trabajo concluido decidí despertar, pero ¡oh! ¡Sorpresa!, estaba dentro de otro sueño. Me había percatado de la ilusión dentro de la ilusión, más no me di cuenta del acto principal. Y fue así como aquel sueño principal convertido en pesadilla se transformó en un martirio para mí.

La joven de la cual estaba enamorado, bueno, de la cual sigo enamorado estaba ahí, tan cercana y tan lejos al mismo tiempo, su dulce voz de sirena, su mirada perdida entre el pasado y el futuro, sus labios tiernos como la manzana de Eva, su cuerpo sin duda una osadía más de Dios, su vocabulario un diccionario del universo, su piel tan blanca y mágica como la de un ángel, su pensamiento un laberinto sin salida alguna, sus manías tan excitantes, ahí se encontraba ella, disfrazada de oveja cuando era un lobo más al acecho de mi alma, ella debería ser lobo sin que se diera cuenta.

En aquel sueño fui muy feliz porque ahí precisamente ella estaba radiante, deslumbrante, era un paraíso dentro de mi suelo, pero no recuerdo muy bien su vestimenta puesto que su belleza natural fue lo que más me atrajo de ella, y claro, también aquella sonrisa de media luna que tiene y esa mirada que asesina las últimas esperanzas que ya no tengo. Nos miramos fijamente a los ojos y entonces ella comenzó a caminar, y yo detrás de ella, pero el mundo se expandía cada vez más y entonces tuve que comenzar a correr, entre más corría ella más se alejaba, se hacía distante, cada segundo que pasé en aquel mundo me hacía comprender que nunca iba a ser mía, que solo se trataba de un juego entre el gato y el ratón, entre el lobo y la presa, pero aun así, nunca me rendí. Seguía corriendo mientras soñaba despierto dentro de mi sueño, me imaginaba que podía correr no detrás de ella, ni enfrente, más bien a su lado, a su costado, como si fuese la costilla que me falta, y así entender que si se caía la levantaría, y si me caía me recogería, y nunca, nunca pude alcanzarla.

Es así como pienso que es muy curioso esto de los sueños y las pesadillas, es bastante notable el abismo que desconocemos y que nadie se ha atrevido a forjar una ciencia de lo incognito que vive dentro de nosotros, y es por ello que los mundos que no entendemos son historias inolvidables en algunos casos, en otros más, son traumáticos que nunca olvidaremos, y esto me lleva a una cuestión ya que Agustín se ha ido.

¿Sin sueños, qué somos?

Ha vuelto Agustín, y él me dice que los sueños son fundamentales para la existencia humana, que sin ellos no podríamos estar vivos y así seríamos cuerpos sin alma, sin sentimiento, sin esencia…

Yo no difiero mucho de su opinión, pienso lo mismo de los sueños, pero es mejor fijar esos sueños como metas y no poner los pies sobre la tierra, es mejor, siempre es mejor dejar crecer nuestras alas y partir hacia la tierra de nadie, hacia el mundo de los osados, hacia la diferencia de un ayer, de un hoy y por su puesto de un mañana, pues las metas son para evolucionar, crecer y sobre todo vivir.

Todo eso lo pensé mientras pasaban aquellas eternidades para abrir los ojos, aquellos tiempos en los que estamos en dos mundos al mismo tiempo, sentía la lejanía de aquella chica pero de igual manera, sentía la brisa fresca entrar por la ventana, estaba saliendo de aquel mortal sueño en una dulce pesadilla que lentamente me transportaba a la realidad inexistente que comenzaba con este día, la primera transición antes de todo lo poco que me esperaba…

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