Un
mortal sueño en una dulce pesadilla.
Todo comenzó con una simple cuestión, así
comienzan las historias de verdad, aquellas que te hacen pensar sobre cómo se
comporta la vida y la muerte desde un preámbulo diferente desde donde
observamos. Aquella madrugada la incógnita era.
¿Te has
preguntado de qué están hechos los sueños?
Esa pregunta se podía responder de dos
maneras, una desde el punto de vista de Agustín
porque siempre andaba metido en mi cabeza, y otro desde el punto de vista
de esta persona que soy a veces. Pero siempre me encuentro desorientado, a
veces olvido el tema principal, el hilo de lo que digo y es ahí cuándo Agustín se mete en mis cabales y
distorsiona todo, a veces no recuerdo ni
en qué día estamos de la semana, año o mes, a veces todos los cables de mi interior
se enredan y ya después uno quiere acomodarlos en su lugar, pero no se dejan,
bueno, tampoco se pueden acomodar porque siempre buscan la manera de estar
desarreglados. Así es, Agustín es
parte de mí y yo soy absolutamente parte de él.
Aquella mañana mi respuesta a aquella
incógnita fue sencillas, muy simple como yo.
Yo creo
que los sueños están hechos de partículas que provienen de algo que no
conocemos. ¿Me explico? Es decir, ¿qué
hace diferente un sueño de una pesadilla?, ambos cosas son ilusiones que provienen de nuestro pequeño
universo que llamamos cabeza, pero siempre como en todas las ciencias y en toda
las cosas de la vida, tratamos o intentamos categorizar todo en bueno o malo,
cuando esos sentimientos son sumamente relativos al pensamiento de cada
universo, por lo tanto; cada universo tiene sus propias leyes, sus propias
reglas, sus propios puntos de vista. En ocasiones Agustín piensa que los sueños o pesadillas, realmente no importa cómo se llamen, son una realidad alterna con
respecto a la línea temporal en la cual vivimos, es cómo si un universo tuviese
otros universos sin estar dentro de otra cabeza, sino de una misma.
¿Te
imaginas eso?
Si la teoría de Agustín es cierta, entonces tendríamos dos vidas en una, una vida
consciente de lo que hace, y la otra inconsciente de lo que hace, pero la
pesadilla también es otro punto importante y se debería tomar como una vida
más, por eso usando la Aritmética de
manera certera, serían tres vidas en una, de manera análoga nos convertimos en Jekyll y Hyde.
Eso de las ciencias nunca fueron tan exactas
para mí, ni para él, ni para nadie, solo que la gente a veces se obsesiona y ve
un pie más de gato cuando solamente tienen cuatro.
Dulces
sueños, pesadilla terrible, la gente sino lo dice al menos lo piensa. Agustín piensa también que las
pesadillas son ocasionadas por los demonios internos que tenemos, que por la manera en que vivimos y la manera en que
no nos purificamos nos abruman en otros
universos, yo no pienso igual que él, yo no lo creo así, más bien si tengo que
hacer un debate con Agustín, tendría
que decir que las pesadillas surgen de fantasmas del pasado, de cruces que
nunca fueron enterradas, de todo aquello que alguna vez anhelamos. Son todos
aquellos sentimientos que creímos haber olvidado, surgen de nuevo o de nuevo
surgen, resucitan porque están atados a nosotros, son como la rosa hermosa con
espinas que se encajan en cada parte de nuestro cuerpo, nosotros también nos
atamos a ellos, las abrazamos sin importar el dolor, sin importar sangrar, nos
aferramos a esos sentimientos que nunca dejamos ir, se impregnan en nuestras
raíces y nosotros sujetamos las de ellos. En ocasiones cuándo se quieren
arrancar no podemos, se aferran a nuestra alma con tal precisión que si las
obligamos a ir, nos moriríamos, sería arrancar nuestra alma de un cuerpo vacío
hundido en el pasado, sentir aquella emoción de desapego sería mortal para
cualquier ser que piensa que la vida es tan sencilla y simple como respirar.
¿Qué
tiene de bueno un sueño con respecto a la pesadilla?
Según
Agustín dice o piensa, que el sueño es bueno y te deja descansar, te eleva
por las montañas y tú disfrutas de esa maravilla. Pero yo no opino lo mismo, la
verdad, yo creo, pienso y digo, que se descansa más cuando no se sueña, y lo
mismo ocurre con las pesadillas, en ocasiones llegan a ser buenas porque no se sueña, pero al final
cuándo convivimos con ellas se disfrazan de sueños y después descubrimos entre
sus entrañas que fuimos timados para la pesadilla que se ocultaba.
Sí, ahí viene la pesadilla o el mal suelo o
el sueño negativo o un sueño mortal, como
lo quieran llamar, pero ahí se ve la pesadilla en lo profundo de la noche,
se rodea de grandes y frondosos árboles, también se escuchan los gemidos de
alguno u otro animal, en ocasiones susurran cosas irreconocibles, entonces
nuestra pesadilla se siente a gusto en ese panorama, para él, eso es el
paraíso. Pero no se conforma puesto que es nuestra vida en otra dimensión, y
ahí va al acecho de tus cruces, ilusiones y esperanzas que apenas surgen o que
nunca surgirán, es por ello que corre hacia su armario negro y rustico, lo abre
lentamente para olfatear el dulce olor de un terror inminente, depresión e
ironía se mezclan como flores al lugar, él, toma su traje de sueño de muchos
que tiene acomodados por día, año, mes, e inclusive por edades, porque a cada
edad la pesadilla es diferente, y a cada día los temores van cambiando. Se
ajusta su traje y se lo pone adecuadamente, como los lobos al ponerse el traje
de ovejas, o las ovejas al ponerse el traje de lobos, porque la mayoría rechaza
disfrazarse de ovejas negras, como que el color no les apetece o el racismo no
les permite colocarse algo que en realidad no tiene que ver ni con el color, ni
con la apariencia, si no con el pensamiento. Una vez disfrazada la pesadilla,
se ajusta bien la esperanza jamás tenida, se adentra entre tus sueños,
entre tus ilusiones, en tu felicidad, y lentamente precavida se va hacia el
rincón dónde tu fortaleza radica, y al darte la vuelta, él encaja su arma
mortal sobre todo tu cuerpo, te saca un ojo y la mitad del otro, te escurre la
sangre lentamente porque ya no puedes ver nada, y la sangre escurrida rodea tus
labios, impregna tu cuerpo, y no tienes a dónde dirigirte, ni a dónde escapar,
él ha hecho de las suyas. Aquello que en algunos instantes deslumbraste como
algo bonito, hermoso y perfecto, ahora todo se metaforismo en algo tenebroso,
horripilante y desgastante. Poco
después, la pesadilla se quita su disfraz para dejar al desnudo su sensual
cuerpo, sin ninguna cicatriz, tan bello como las esculturas de Grecia, y es ahí
cuando te das cuenta que las pesadillas se alimentan de nosotros, que su
juventud, que su belleza es aquella absorbida mientras nosotros soñamos con
pesadillas disfrazadas de sueño, por eso no son diferentes, porque una encaja
encima de otra y otra encaja encima de una, procreando día a día situaciones
inevitables en las vidas paralelas que padecemos.
Es constante todo esto, nunca me pondré de
acuerdo con Agustín, no somos
compatibles, no encajamos tanto como los temas que debatimos, pero debemos
estar juntos, aunque realmente somos desconocidos, no sé de qué color tendrá su
cabello, tampoco sé si es moreno o blanco o naranja o arcoíris, no sé
absolutamente nada de él, otros dicen que nos parecemos mucho, que somos como
almas gemelas, pero yo ni a los otros
conozco, solo sé que sus voces son inconfundibles es por ello que a cada uno le
he puesto nombres diferentes, me di cuenta de Agustín y de los Otros, desde
que tengo un cierto porcentaje del uso de razón… Cierto porcentaje que ni yo he
podido manejar.
Pero mi razón siempre me traiciona como el
sueño o pesadilla que tuve hoy…
Cuando uno se encuentra en esos universos
paralelos se olvida de todo, se olvida de este mundo que en ocasiones lo
llamamos real, pero realmente ¿cuál es el
verdadero? Es una cuestión que ni los grandes científicos se han planteado
o siquiera han sabido responder. En ocasiones cuando estamos en aquellos mundos
paralelos nos percatamos de que es una mera ilusión, un superfluido que nos orienta hacia un destino permitente de deseos
inhóspitos. A veces la ilusión se vuelve realidad, y hoy creí en ella…
Al inicio mi sueño era fantástico, se
imaginan un hermoso sol resplandeciendo a lo lejos, la brisa del mar golpear tu
cuerpo y sobre todo aquel mar tan puro y cristalino frente a ti, fue
sensacional experimentar aquellas sensaciones en el subconsciente. Lo que no me
esperaba es que ese sueño fuera realmente una pesadilla, pues así como el traje
de oveja, el mar se quitó su traje de serenidad y después se transformó a una
rebeldía natural, así actúa la naturaleza realmente, pero en aquel sueño el
cambio fue brutal. Todo el panorama se nubló, no había sol, no había brisa,
solo eran las grandes olas y yo, el mar me quería tragar, me quería
consumir y poco después quería escupirme en la muerte. Pero mi astucia o mi
inteligencia o mi conocimiento o lo que sea fue mejor, fue más sensata, fue
algo simplemente maravilloso que cambió la existencia de aquella ilusión a
realidad, me había dado cuenta de que era un sueño y que ese mundo lo podía
manipular, como se manipulan las grandes cosas dentro de una sociedad, tomé la valentía
de moverme y entonces coloqué la mano sobre la arena, y de la nada ya había
congelado todo lo que estaba alrededor de mí, inclusive había congelado
absolutamente todo el océano, por primera vez en sueños podía ser un
super-heroe, de esos como los que hay en DC. Ya una vez el trabajo concluido
decidí despertar, pero ¡oh! ¡Sorpresa!, estaba
dentro de otro sueño. Me había percatado de la ilusión dentro de la ilusión,
más no me di cuenta del acto principal. Y fue así como aquel sueño principal convertido
en pesadilla se transformó en un martirio para mí.
La joven de la cual estaba enamorado, bueno,
de la cual sigo enamorado estaba ahí, tan cercana y tan lejos al mismo tiempo,
su dulce voz de sirena, su mirada perdida entre el pasado y el futuro, sus
labios tiernos como la manzana de Eva, su cuerpo sin duda una osadía más de
Dios, su vocabulario un diccionario del universo, su piel tan blanca y mágica
como la de un ángel, su pensamiento un laberinto sin salida alguna, sus manías
tan excitantes, ahí se encontraba ella, disfrazada de oveja cuando era un lobo
más al acecho de mi alma, ella debería ser lobo sin que se diera cuenta.
En aquel sueño fui muy feliz porque ahí
precisamente ella estaba radiante, deslumbrante, era un paraíso dentro de mi suelo,
pero no recuerdo muy bien su vestimenta puesto que su belleza natural fue lo
que más me atrajo de ella, y claro, también aquella sonrisa de media luna que
tiene y esa mirada que asesina las últimas esperanzas que ya no tengo. Nos
miramos fijamente a los ojos y entonces ella comenzó a caminar, y yo detrás de
ella, pero el mundo se expandía cada vez más y entonces tuve que comenzar a
correr, entre más corría ella más se alejaba, se hacía distante, cada segundo
que pasé en aquel mundo me hacía comprender que nunca iba a ser mía, que solo
se trataba de un juego entre el gato y el ratón, entre el lobo y la presa, pero
aun así, nunca me rendí. Seguía corriendo mientras soñaba despierto dentro de
mi sueño, me imaginaba que podía correr no detrás de ella, ni enfrente, más
bien a su lado, a su costado, como si fuese la costilla que me falta, y así
entender que si se caía la levantaría, y si me caía me recogería, y nunca,
nunca pude alcanzarla.
Es así como pienso que es muy curioso esto de
los sueños y las pesadillas, es bastante notable el abismo que desconocemos y
que nadie se ha atrevido a forjar una ciencia de lo incognito que vive dentro
de nosotros, y es por ello que los mundos que no entendemos son historias
inolvidables en algunos casos, en otros más, son traumáticos que nunca
olvidaremos, y esto me lleva a una cuestión ya que Agustín se ha ido.
¿Sin
sueños, qué somos?
Ha vuelto Agustín,
y él me dice que los sueños son fundamentales para la existencia humana,
que sin ellos no podríamos estar vivos y así seríamos cuerpos sin alma, sin
sentimiento, sin esencia…
Yo no difiero mucho de su opinión, pienso lo mismo de
los sueños, pero es mejor fijar esos sueños como metas y no poner los pies
sobre la tierra, es mejor, siempre es mejor dejar crecer nuestras alas y partir
hacia la tierra de nadie, hacia el mundo de los osados, hacia la diferencia de
un ayer, de un hoy y por su puesto de un mañana, pues las metas son para
evolucionar, crecer y sobre todo vivir.
Todo eso lo pensé mientras pasaban aquellas
eternidades para abrir los ojos, aquellos tiempos en los que estamos en dos
mundos al mismo tiempo, sentía la lejanía de aquella chica pero de igual
manera, sentía la brisa fresca entrar por la ventana, estaba saliendo de aquel
mortal sueño en una dulce pesadilla que lentamente me transportaba a la
realidad inexistente que comenzaba con este día, la primera transición antes de
todo lo poco que me esperaba…
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